lunes, 15 de febrero de 2016

FEBRERO DE 1936: CAMBIO POLÍTICO DE GRAN CALADO

En este año bisiesto de 2016 se cumplen ochenta años desde que dio inicio una terrible y odiosa guerra civil entre españoles que se prolongó durante casi tres años. En este blog a lo largo de los próximos meses irán apareciendo artículos que evocarán los últimos tiempos del régimen republicano en paz así como los primeros meses de aquel conflicto fratricida.
El paso de la Monarquía a la Segunda República en España tuvo un hito destacado en las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931, que tuvieron como consecuencia inmediata la renuncia y exilio de Alfonso XIII y la proclamación del nuevo régimen, plenamente democrático, dos días después. Entre 1931 y 1936 se sucedieron diferentes gobiernos en etapas bien marcadas por el predominio de partidos de izquierda o de derecha.
Alejandro Lerroux,
líder del Partido Republicano Radical
Una vez celebradas elecciones generales en junio de 1931 y aprobada la nueva Constitución, en diciembre de ese año, se formó un gobierno presidido por Manuel Azaña que inauguró un bienio dominado por la izquierda, dentro de la que el socialismo tuvo un claro protagonismo. En las elecciones de noviembre de 1933 se produjo un vuelco electoral que marcó el signo de un nuevo periodo, conocido como bienio radical-cedista por la presencia destacada del Partido Radical de Lerroux y de la CEDA de Gil Robles, y que significó el predominio del centro-derecha en una evolución cada vez más notoria hacia el conservadurismo y la derechización del régimen.
José María Gil Robles,
líder de la CEDA
(Confederación Española
de Derechas Autónomas)
El final de este segundo bienio tuvo su origen en la profunda crisis política abierta en el Gobierno, cuya única salida sería la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Dicha crisis tuvo que ver con el hundimiento del Partido Radical de Lerroux, debido a dos grandes escándalos de corrupción, fenómeno que no se ha inventado en el siglo XXI. La izquierda comprendió la necesidad de ir unida a las elecciones y formó la coalición llamada Frente Popular, que comprendía desde los republicanos de Azaña hasta los comunistas; incluso los anarquistas la apoyaron, aunque no la integraron. Su programa electoral hacía hincapié en el restablecimiento de las reformas del primer bienio (religiosas, educativas, sociales, territoriales, etc.) y en la concesión de amnistía para los encarcelados y represaliados como consecuencia de la revolución de octubre de 1934. En las elecciones del 16 de febrero de 1936 la participación electoral fue de casi el 73% del censo electoral. En votos derecha y centro superaron ligeramente al Frente Popular, pero éste en escaños en las Cortes obtuvo el 59%.
Primer Gobierno español del Frente Popular,
presidido por Manuel Azaña
El primer Gobierno del Frente Popular estuvo compuesto sólo por republicanos (de Izquierda Republicana y de Unión Republicana), sin la participación de socialistas ni de comunistas. Las primeras actuaciones del Gobierno fueron: amnistía para todos los represaliados tras la revolución de 1934 y su reingreso en sus puestos de trabajo, restauración del Estatuto de Autonomía de Cataluña y aceleración de  la reforma agraria (entre marzo y julio de 1936 la expropiación y reparto de tierras se hicieron en una proporción cuatro veces superior a lo hecho entre 1932 y 1934). Asimismo, una medida importante fue la reposición de los ayuntamientos salidos de las elecciones municipales de abril de 1931, ayuntamientos que habían sido suspendidos gubernativamente en el transcurso del bienio radical-cedista y sustituidos por otros designados “a dedo” por imposición de la derecha gobernante en ese periodo; en el conjunto de España los ceses de las corporaciones municipales elegidas democráticamente fueron precedidas de inspecciones y a renglón seguido eran designadas comisiones gestoras formadas por personas relacionadas con el Partido Republicano Radical, la CEDA y otras fuerzas conservadoras.
Antíoco Alarcos
 A este último aspecto me refiero a continuación centrándome en Campo de Criptana. Aquí, como resultado de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, ningún partido político obtuvo mayoría absoluta; tres días después tomó posesión como alcalde el socialista Emilio Sepúlveda Muela, por designación unánime de los concejales electos de su propio partido y de partidos republicanos, y el día 16 tuvo lugar la proclamación de los concejales que habían sido elegidos por los ciudadanos (en total, el Ayuntamiento estaba formado por veinte personas). La distribución de cargos, aparte del citado alcalde, quedó así:
Antíoco Alarcos Rodríguez, primer teniente de alcalde
Manuel Vela López-Alcolado, segundo   “                “
Diomedes Ortiz Ortega, tercer                  “               “
Santiago Olmedo Díaz-Hellín, cuarto        “              “
Antonio Anento Lara, regidor síndico
Regidores (concejales):
Gregorio Ortiz Arteaga
Manuel Quirós Díaz-Ropero
Antonio Sepúlveda Alarcos
Crescenciano Angulo Rodríguez
José Vicente Bustamante López-Pintor
Manuel Lara Leal
Patricio Cruz Pérez-Bustos
Ramón Díaz-Hellín Jiménez
Vicente Violero Angulo
José Ocaña Díaz-Hellín
Luis Sánchez-Manjavacas Díaz-Ropero
José Antonio Olmedo Muñoz
Jesús Plaza Carrillejo
Martín Marcos-Alberca Olivares

Durante el bienio radical-cedista (recuérdese, con la derecha en el poder) - “bienio negro” lo denominó la izquierda - se produjo el cambio de composición de la corporación municipal por orden del gobernador Civil de la provincia, por tanto de forma no democrática.  Fue en la sesión extraordinaria de 13 de septiembre de 1934, presidida por el Delegado gubernativo Manuel Rufilanchas Peláez, que comunicó la suspensión de todos los concejales que entonces componían el Ayuntamiento criptanense y dio posesión, en lugar de ellos, a los siguientes, nueve de ellos independientes y once del Partido Republicano Radical (PRR) de Alejandro Lerroux:      

Rufino Manzaneque Olivares (Independiente)
Alejandro Manzaneque (Independiente)
Francisco Lucerón Carrillejo (Independiente)
Gregorio Quirós Quirós (Independiente)
Dionisio de la Torre García (PRR)
Amadeo Badía Arnabat (PRR)
Santiago Olivares Sepúlveda (PRR)
Ángel Morales Alarcos (PRR)
Isidoro Abad Gutiérrez (PRR)
Jesús Quintanar López-Pintor (PRR)
Julio Casero Palomino (Independiente)
Vicente Díaz-Hellín Alberca (PRR)
Timoteo Mellado Camuñas (Independiente)
Santiago Luján Casarrubios (PRR)
Juan Bustamante Manzaneque (PRR)
Francisco Iniesta Quintanar ((PRR)
Julián López-Pintor (Independiente)
Eusebio Olmedo Carramolino (Independiente)
Francisco Lorente Alberca (Independiente)
Aurelio López García (PRR)

Después, en votación secreta, fue elegido alcalde Dionisio de la Torre García, y también por votación secreta secreta, se eligió como tenientes de alcalde a Aurelio López, Gregorio Quirós Quirós, Julián López-Pintor y Santiago Luján. Como regidores síndicos (1º y 2º respectivamente) quedaron Francisco Iniesta y Vicente Díaz-Hellín.
Algunos cambios hubo posteriormente. Así, Aurelio López ocupó interinamente durante un tiempo el cargo de alcalde tras la renuncia de Dionisio de la Torre (18 de febrero de 1935). El concejal Ángel Morales renunció el 27 de mayo de ese año. Las dos vacantes fueron cubiertas, también por designación gubernativa, por Juan Manuel Santos Montes y José María Molina Rodríguez, que tomaron posesión en la sesión extraordinaria de 10 de abril de 1935, en cuyo transcurso fue elegido alcalde Juan Manuel Santos (PRR), que en su intervención señaló que veía inoportuno trazar ningún programa toda vez que hay tarea suficiente con atender la resolución de los problemas que actualmente hay planteados, principalmente el del paro obrero”.
Tras las elecciones del 16 de febrero de 1936, con los consiguientes cambios políticos ocurridos y las medidas adoptadas indicadas más arriba, el 21 del mismo mes se inició el proceso de reposición del Ayuntamiento que había hasta septiembre de 1934. A la 1 de la tarde en el despacho del alcalde se personaron Antíoco Alarcos Rodríguez, Manuel Quirós, José Antonio Olmedo y otros vecinos, para hacerse cargo del poder como concejales electos el 12 de abril de 1931. No estaban presentes ni el alcalde, Juan Manuel Santos Montes, ni ningún concejal de los que había hasta entonces.
Aurelio López
Antíoco, mediante policías, requirió la presencia del alcalde y de los tenientes de alcalde. El alcalde Santos no acudió por estar enfermo, el teniente de alcalde Gregorio Quirós estaba ausente, pero luego llegaron los tenientes de alcalde Julián López-Pintor y Aurelio López. Se leyó el telegrama del día anterior del Gobernador de la provincia en el que se ordenaba la reposición del ayuntamiento de 1931. Antíoco dijo que, ofreciendo dificultades la reposición del anterior ayuntamiento (el de 1931) por muerte de algunos concejales, ceses, etc., estaba dispuesto, en unión de Quirós y de Olmedo, a hacerse cargo de la corporación municipal, y completarla con ocho vecinos de los grupos políticos triunfantes en las elecciones, que serían los siguientes, con carácter provisional: Juan Manuel Sánchez Calcerrada, Leovigildo Romeral, Hilario Velasco, Manuel Casarrubios, José Mª Bustamante, Jesús Almendros, Manuel Martín Casero y Valentín Pintado.
Pasaron al salón de sesiones y Aurelio López, como primer teniente de alcalde, hizo entrega solemne de la vara de alcalde en señal de posesión del cargo a Antíoco Alarcos Rodríguez.
Antíoco envió copia del acta al Gobernador. De los que había en ese momento Antíoco había sido el de mayor número de votos en abril de 1931. Antíoco comunicó al Gobernador que había nombrado provisionalmente a ocho, y que esperaba las órdenes oportunas. El 28 de febrero el Gobernador escribió al nuevo alcalde y le notificó que “dadas las circunstancias de garantizar el orden público” suspendía en sus funciones concejiles a Diómedes Ortiz Ortega, Santiago Olmedo Muñoz, Vicente Violero Angulo, Ramón Díaz-Hellín Giménez, José Ocaña Díaz-Hellín, Jesús Plaza Carrillejo, Manuel Lara Leal, Patricio Cruz Pérez-Bustos y Crescenciano Angulo Rodríguez, todos ellos, como se ha visto, integrantes del primer ayuntamiento republicano en 1931(la suspensión tenía que ver con conflictos surgidos en los años interiores en el plano municipal) y nombraba como miembros de la Corporación a los siguientes:
Juan Manuel Sánchez Calcerrada
Manuel Casarrubios Utrilla,
Leovigildo Romeral Ortiz,
José Lara Aguilera
Hilario Velasco Moratalla
Metodio Martín Casero
Juan José Condés
Juan Lucas Torres
José Antonio Utrilla Lizcano
Jesús Almendros Espinosa
José Mª Bustamante
Valentín Pintado Arteaga
Manuel Martín Casero
Julián Vela Díaz-Parreño
Domingo Ortiz Manzaneque
Julián Aguilar Gómez
Zoilo Moratalla Muñoz

Éstos más Antíoco, José Antonio Olmedo y Manuel Quirós formarían el ayuntamiento interino; entre ellos elegirán al alcalde y demás cargos, y se remitiría al Gobernador la certificación del acta de constitución.
Juan Manuel Sánchez Calcerrada
En la sesión extraordinaria del 29 de febrero de 1936 quedó definitivamente constituido el nuevo Ayuntamiento, cuyos componentes no eran exactamente todos los de abril de 1931 pero por su composición ideológica correspondían al escenario político inaugurado tras el triunfo del Frente Popular. Fue el alcalde Juan Manuel Sánchez Calcerrada. Los tenientes de alcalde fueron, por este orden, José María Bustamante Galindo, Leovigildo Romeral Ortiz, Manuel Martín Casero e Hilario Velaco Moratalla; el síndico, Antíoco Alarcos Rodríguez, y como concejales el resto de los relacionados anteriormente. Pasado el tiempo algún cambio se produjo; así, el 12 de junio dimitiría Juan Manuel Sánchez y siete días después fue elegido alcalde Leovigildo Romeral, cuyo cargo de segundo teniente de alcalde pasó a manos de Juan José Condés. En su inmensa mayoría eran afiliados a Izquierda Republicana (el partido liderado por Manuel Azaña) y al Partido Socialista Obrero Español. La actuación de aquel Ayuntamiento no iba a ser una tarea fácil. En el horizonte irían apareciendo negros nubarrones que derivarían en una gran tormenta.
  FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS









sábado, 6 de febrero de 2016

DE BIEN NACIDO ...

El Ayuntamiento de Campo de Criptana, en sesión plenaria celebrada el pasado día 4 de este mes, ha ratificado por unanimidad de todos sus miembros el nombramiento de Cronista Oficial de esta Villa que en mi persona hizo el 4 de julio de 1988 la entonces denominada Comisión de Gobierno (ahora diríamos Junta de Gobierno Local).

La Corporación que ha ratificado
al Cronista Oficial
Completando el refrán popular que da título a la presente entrega de este blog, agradecido quedo por el hecho de la ratificación, más aún cuando la figura de Cronista Oficial no está recogida en el Reglamento Especial de Honores y Distinciones de nuestro Ayuntamiento, si bien sí contempla otros nombramientos excepcionales, para los cuales no es precisa la elaboración de ningún expediente, lo que ha ocurrido en este caso.

Y agradecido quedo a las intervenciones en el Pleno de los portavoces de cada uno de los cuatro grupos políticos presentes en la Corporación, así como a la del Sr. Alcalde, todos los cuales, de una manera o de otra se refirieron de manera elogiosa a mi labor, no sólo de difusor de la historia y los valores culturales de nuestra comunidad local a través de artículos y libros, sino también de organizador del Archivo Histórico Municipal, defensor de la conservación de nuestro patrimonio monumental y colaborador en la puesta en marcha y posterior andadura de publicaciones municipales como la revista El Albaicín Criptano.

D. Antonio Luis Galiano Pérez,
Cronista Oficial de Orihuela
y Presidente de la RAECO
A cualquiera puede resultarle extraño el periodo de tiempo transcurrido – más de veintisiete años – entre nombramiento y ratificación. Habría que preguntarles a quienes gobernaban en este pueblo en 1988 el motivo de la no ratificación entonces, posiblemente el olvido del tema ante otros asuntos más urgentes en aquellos días, un fallo en cualquier caso a pesar de que siempre se me consideró Cronista Oficial. En definitiva, un problema burocrático-administrativo que en ningún momento me ha afectado personalmente pues desde 1976, en que comencé mi tarea en el Archivo, hasta ahora he seguido desarrollando mi actividad investigadora y divulgadora, y así continuaré haciéndolo.

Cronistas Oficiales asistentes
al Congreso anual en 2015 (Jaén)
También habrá quien se pregunte por qué a estas alturas de la “historia” se vuelve sobre un tema en un aspecto en el que nadie se había parado a pensar. La razón está en lo ocurrido en el transcurso del año 2014, sobre lo que no voy a insistir puesto que en este blog ha quedado suficientemente aclarado (ver artículos de mayo y noviembre de 2015). Siempre me he sentido muy bien tratado por las diferentes corporaciones que se han ido sucediendo a lo largo de los años, trayectoria que se truncó solamente a mediados de la legislatura anterior. Con lo ocurrido el día 4 pasado, como decía uno de los portavoces en su intervención, se restaña un agravio, y yo añadiría, puesto que en conmemoración cervantina estamos en 2016, y evocando al bueno de D. Alonso Quijano, “se desface un entuerto”.


Y sin  entrar en consideraciones de otro tipo que en este blog han aparecido, pues no quiero ser reiterativo, cuando ponga en conocimiento del presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO) el desenlace de este relato del que nunca me hubiera gustado ser protagonista, seguro que algo sorprendido se quedará. Dicho lo cual, ahora sí quiero repetirme: de nuevo muchas gracias a todos los integrantes de la presente Corporación criptanense.

           FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS