viernes, 26 de diciembre de 2014

CERVANTES Y EL QUIJOTE EN EL CALLEJERO DE CAMPO DE CRIPTANA (I)

En 2015 se conmemora el IV Centenario de la publicación de la segunda parte de EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE DE LA MANCHA, de Miguel de Cervantes Saavedra. Hace ya tiempo que escribí un librito - inédito, como otros - cuyo título es el que aparecerá en los diferentes capítulos que tienen su inicio con éste que se ofrece al lector del presente blog. A lo largo de los próximos meses, periódicamente irán apareciendo las diferentes entregas, cuyo conjunto será una de las formas con las que, por mi parte, rememoraré aquel acontecimiento que a lo largo del año seguro que va a ser recordado aquí y allá, ya veremos con qué acierto en cada caso.

Portada de la primera edición
de la segunda parte de "El Quijote"
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LAS CALLES Y SUS NOMBRES 

Amplio por la extensión territorial que ha ido adquiriendo Campo de Criptana y, como lógica consecuencia, por el incremento del número de sus vías urbanas – bastantes más de doscientas a la altura de principios del siglo XXI -, el callejero de nuestra villa abarca denominaciones de muy diversa índole que son el resultado de su propia evolución histórica y de la del país, evolución plagada de cambios de todo tipo que han conducido a alteraciones de esos nombres a lo largo del tiempo en razón de las preferencias de sus gobernantes y de decisiones en parte determinadas por la sucesión de situaciones políticas más de una vez radicalmente opuestas entre sí.


                        Plano de Campo de Criptana
  Analizando la nómina de las calles de Campo de Criptana, pero sin entrar en   una clasificación exhaustiva ni mucho menos, puede verse en su rotulación     nombres de personajes tanto en el plano local  ( Fernández Calzuelas,        Hermanas Peñaranda ...) como en el plano nacional ( Álvarez de Castro,  Colón ... ), personajes todos destacados por razones muy variadas: la política ( Antonio Maura ... ), la literatura ( Lope de Vega, Calderón de la Barca, García Lorca ... ), el deporte ( Hermanos Manzaneque ), etc., etc. Hay también otros que nos recuerdan capitales y regiones españolas  ( Albacete, Castilla y León, Extremadura, Valencia ... ), poblaciones cercanas ( Miguel Esteban, Alcázar ... ) o países vinculados a España  y a nuestro pueblo ( República de Costa Rica, República de Chile ... ); otros evocan la topografía  ( Cerrillo, Costanilla ... ) o tienen claras referencias localistas ( Fuente del Caño, Pozo Hondo, Tercia, Pósito ) y no pocos tienen que ver con la religión ( Pasión, Cristo de Villajos, Virgen de Criptana ... ).

Y fijando la atención en lo relativo al contenido de la celebración que de forma destacada corresponde a 2015, el IV Centenario mencionado, obvio es el deber de reseñar en párrafo aparte que, además de la presencia en nuestro callejero del famosísimo autor de esta obra, encontramos en él nombres de lugares, personajes y hechos de la célebre novela. En la exposición que sigue pasaré por alto la glosa de nombres de poblaciones - pese a la notoriedad de algunas, tales como El Toboso o Argamasilla – citadas por Cervantes y que singularizan a calles criptanenses (Albacete, Alcázar, Ciudad Real, Mota, Madrid, Miguel Esteban, Murcia, Granada, Puerto Lápice, Quintanar de la Orden) o la de aquella que nos hace presente la batalla naval en la que aquél participó: Lepanto. Me centraré, en cambio, en las denominaciones que tienen que ver con personajes de la novela – no está de más que por tal sea tenido también Rocinante - y con sus aventuras, en lugar destacado entre éstas la de los molinos de viento, emblema de esta villa.

La singularización o “bautizo” de las calles de un pueblo o de una ciudad mediante la asignación de un nombre propio es una competencia exclusiva de su Ayuntamiento reunido en Pleno, si bien no es menos cierto que a veces la costumbre de las gentes se ha logrado imponer sobre la denominación oficial hasta el punto de dejar a ésta en un segundo plano, no siendo raro el caso de muchas personas que, interrogadas por un forastero acerca de la ubicación de una determinada calle no han sabido dar respuesta pues sólo tenían en mente su nombre tradicional, nombre que el gobernante de turno se había empeñado en modificar por uno u otro motivo; éste asunto nos llevaría lejos en las argumentaciones, por lo que me limito a poner algún que otro ejemplo de confusiones inducidas en ese sentido: Castillo-José Antonio, Caño-General Primo de Rivera, Espada-Cebolla y ... Cervantes-Torrecilla.

En documentos de otros tiempos más laxos en relación con el asunto que nos ocupa no es extraño encontrarse con el hecho de que una calle tenía más de una denominación reconocida. Con el paso del tiempo la concreción ganará terreno y la precisión en los nombres irá imponiéndose, a lo que contribuirán, por una parte, la existencia de verdaderos padrones o censos de población – lo que se conseguirá poco a poco a lo largo del siglo XIX y de forma más definitiva a partir de   1857 -  y, por otra, la necesidad de clarificar la nomenclatura ante la complejidad que suponía la expansión espacial del pueblo, sobre lo que  dejan constancia las fuentes documentales municipales de las décadas anteriores y posteriores a 1900.

Y tratando de fuentes, ¿ cuáles son las que dan luz sobre los nombres de las calles, su origen y otros detalles acerca de éstas como son los cambios experimentados a lo largo del tiempo ? En el Archivo Histórico Municipal de Campo de Criptana hay listados de vecinos elaborados con finalidad fiscal desde el siglo XVI en muchos de los cuales no figura el nombre de la vía urbana donde se domicilia cada uno. A medida que nos acercamos al presente ese problema irá desapareciendo, bien que lentamente. Y puede decirse que el nomenclátor de las calles de Campo de Criptana es bien conocido en lo concerniente al siglo XVIII, sobre todo en su segunda mitad: padrones y censos de población, mejor conservados cuanto más recientes, y otro tipo de documentos, en su mayor parte de tipo fiscal, son hasta cierto punto una buena fuente de información.

Ahora bien, ¿ qué hay sobre las fechas en que las calles reciben su nombre propio? Para ello se cuenta con los expedientes de actas de sesiones plenarias del Ayuntamiento, que incluyen – no siempre, lamentablemente – las motivaciones que llevaron a los ediles de turno a tomar las decisiones al respecto, decisiones que si no se explicitan pueden sobreentenderse en muchos casos.


FRANCSCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS

lunes, 22 de diciembre de 2014

GUERRA CIVIL Y REPRESIÓN DE LA DOCENCIA. DOMINGO MIRAS (y VII)


De nada le valieron a este maestro las alegaciones por él presentadas y los testimonios favorables aportados por distintas personas. La Comisión Depuradora de Ciudad Real, presidida por Juan del Álamo, a 18 de marzo de 1940 consideró probados los hechos que se le imputaban y suficientes para imponerle una sanción en cumplimiento de la Orden del Ministerio de Educación Nacional de 18 de mayo de 1939; por unanimidad tomó el acuerdo de proponer la jubilación forzosa para Miras.
En virtud de ese acuerdo y a la vista del contenido del expediente ya conocido, la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración de dicho Ministerio, que también tuvo en cuenta la Ley de 10 de febrero de 1939, que fijaba normas sobre la depuración de funcionarios públicos, estableció la sanción definitiva que recaía sobre Domingo Miras Reche:
ü             Suspensión de empleo y sueldo por un año.
ü            Traslado forzoso fuera de la provincia de Ciudad Real.
ü            Prohibición de solicitar durante tres años cargos vacantes .
ü             Inhabilitación para desempeñar cargos directivos y de confianza en instituciones
         culturales y de enseñanza.

Somontín (Almería), lugar de destierro de Domingo Miras
Éste fue el remate de un proceso que, como muchos otros a lo largo y ancho de la España franquista, ponía de manifiesto la particular forma de entender la libertad de los docentes por un régimen político que trataba de poner fuera de la circulación a cualquier persona discrepante con su doctrina oficial, de silenciar a cualquiera de quien se tuviera la más mínima sospecha de que no compartiera el nacionalcatolicismo imperante tras la guerra civil, de aislar y apartar de su habitual entorno social a quien con su magisterio profesional y personal pudiera influir, aunque fuese mínimamente, sobre otros; un régimen, en definitiva, represor y de pensamiento único.
Calle de Somontín
Domingo Miras eligió para su destierro volver a sus orígenes y se estableció en Somontín. Pero el tiempo es implacable y justiciero. El franquismo pasó a mejor   vida  – aunque cierto es que hay quien lo añora – y el nombre de Domingo Miras no ha sido olvidado en Campo de Criptana: un colegio de enseñanza infantil y primaria lleva su nombre y, si las fuentes históricas son propicias, algún día podrá ver la luz un estudio sobre su vida y sobre su obra educadora y cultural, con la que Campo de Criptana, pese a quien le pese, tiene contraída una deuda nada desdeñable.

Tras la recuperación de la democracia han proliferado publicaciones
que reivindican la labor de los docentes
reprimidos por el franquismo


FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS