El golpe de estado
acaecido en España en julio de 1936 se inició con una sublevación militar
dirigida contra el Gobierno de la Segunda República surgido de las elecciones
generales de febrero de ese año, sublevación cuyo fracaso parcial condujo a una
guerra civil de casi tres años de duración y, derrotada la República, al
establecimiento de una dictadura, vigente en el país hasta poco después de la
muerte del dictador, el general Francisco Franco Bahamonde. No fue el primer
episodio que tenía como objetivo subvertir el orden constitucional y
democrático republicano. Ya el 10 de agosto de 1932 había tenido lugar un
intento de golpe de estado contra la República, liderado por el general
Sanjurjo, que fracasó al completo.
En 1936, desde el mismo
momento de la victoria electoral de la coalición del Frente Popular en el mes
de febrero, oficiales reaccionarios y monárquicos comenzaron la preparación de
una sublevación militar, lo que más o menos coincidió en el tiempo con la
actividad del propio dirigente de la CEDA (Confederación Española de Derechas
Autónomas) José Mª Gil-Robles – el mismo que ya en diciembre de 1935 había
contactado con altos jefes militares (Fanjul, Goded, Franco) para tantear su
actitud ante un posible uso de la fuerza -, tendente a impedir que los vencedores
en las elecciones llegaran al poder; trató de que el todavía presidente en
funciones del Gobierno, Manuel Portela Valladares, declarase el estado de
guerra y anulara las elecciones, y algo similar procuró Franco, que todavía era
Jefe del Estado Mayor del Ejército.
18 de julio de 1936 en Ceuta. Yagüe anuncia la llegada de Franco. |
En la tarde del 17 de
julio de 1936 el alzamiento de jefes militares caracterizados por su conservadurismo
se inició en Melilla y se extendió con rapidez a Tetuán y Ceuta, ciudad de la
que se apoderó el entonces teniente coronel Juan Yagüe. Cuando Franco, llegado
desde Canarias, se puso al mando de las tropas coloniales sublevadas, el
Marruecos español era dominado por los rebeldes. El día 18 la sublevación se
fue extendiendo por la España peninsular.
El Fuero del Trabajo, una
de las denominadas leyes fundamentales del franquismo, promulgada en 1938,
declaró fiesta nacional el 18 de julio, “Fiesta
de Exaltación del Trabajo” como conmemoración de la “iniciación del glorioso alzamiento”. Con ese doble valor de
exaltación y conmemoración mantenía la efeméride la orden del Ministerio de la
Gobernación del 15 de julio de 1939. Así fue hasta que el Consejo de Ministros
el 1 de diciembre de 1977 decidió suprimir esa festividad tan ligada al
golpismo militarista.
18 de julio de 1936 en Toledo. Lectura del bando que declaraba el estado de guerra |
Para los vencedores en la
guerra civil, cada 18 de julio era algo muy especial. En el segoviano palacio
de la Granja de San Ildefonso Francisco Franco, Jefe del Estado y del Gobierno,
anfitrión de altas personalidades nacionales y de diplomáticos de otros países,
conmemoraba aquella sublevación militar que a la larga dio inicio a un régimen
político dictatorial que se prolongó durante casi cuatro décadas y que tantas
desgracias de todo tipo provocó para una gran parte de los españoles. En tal
fecha a lo largo y ancho de España cada año menudeaban los desfiles militares.
Como una muestra de lo que
en tal fecha se organizaba por el poder municipal en Campo de Criptana,
traslado a este artículo el contenido de una nota sobre la cuenta de lo gastado
por el Ayuntamiento criptanense en la comida que ofreció a las jerarquías
locales del llamado Movimiento (léase Falange Española Tradicionalista y de las
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), al Sr. Cura Párroco y al Jefe de
Puesto de la Guardia Civil con motivo del 18 de julio de 1945. Transcribo la
nota del importe en pesetas del banquete tal como se conserva en el original:
Viaje
a Alcázar para adquirir provisiones, 10
2
arrobas de vino, 46
1 kg
de galletas, 20
7 kg
de ternera a 16 pesetas, 112
1
lata de almejas, 25
Longaniza
para entremés, 35
2 kg
de gambas, 12
6
docenas de huevos, 66
10
litros de leche, 10
Vainilla,
1
1 kg
de azúcar, 12
4
botes de guisantes, 15,40
8
panes, 14,40
Aceite
y aceitunas, 13,40
Fruta
de varias clases, 36
Asadura,
8
Diversos
condimentos, 2,70
Leña
y carbón, 9
Sifones
y gaseosas, 16
Palillos,
0,60
12
botellas de sidra, a 7,50, 90
1
barra de hielo, 10
25
helados, 35
32
cañas de cerveza y 1,5 litros de vermut,
42
20
cigarros puros, 66
Ascendió,
pues, el gasto a 708 pesetas, una cantidad que vista desde 2017 resulta
irrisoria, pero que cobra más sentido si se tienen en cuenta otras cifras; por
ejemplo, el salario medio diario por entonces en este pueblo era de unas 8
pesetas (dedúzcase su poder adquisitivo). Por otra parte, puede considerarse
obsceno efectuar un gasto a todas luces innecesario cuando parte de la
población de la localidad en su día a día lo estaba pasando mal, de lo que dan
idea las cifras medias del número de parados (según cálculo oficial hecho por
las autoridades locales criptanenses) por día durante los meses que se citan a
continuación, precisamente del año 1945:
Enero,
120
Febrero,
100
Marzo,
92
Abril,
80
Mayo,
70
Junio,
45
Noviembre,
70
Diciembre,
115
Más
obsceno aún cuando con poca diferencia temporal algún concejal decía que
habiéndose “reproducido la plaga de
mendigos que algún tiempo estuvo contenida (...) espectáculo deprimente” que
debía evitarse pues para eso existían los comedores de Auxilio Social, debería
el alcalde publicar un bando en el que se prohibiera la mendicidad y “sancionando con multas tanto a los que pidan
como los que den públicamente limosnas”. Y no se olvide que la represión
sobre los vencidos continuaba.
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS