En 2015 se conmemora el IV Centenario
de la publicación de la segunda parte de EL
INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE DE LA MANCHA, de Miguel de Cervantes
Saavedra. Hace ya tiempo que escribí un librito - inédito, como otros - cuyo
título es el que aparecerá en los diferentes capítulos que tienen su inicio con
éste que se ofrece al lector del presente blog. A lo largo de los próximos
meses, periódicamente irán apareciendo las diferentes entregas, cuyo conjunto
será una de las formas con las que, por mi parte, rememoraré aquel
acontecimiento que a lo largo del año seguro que va a ser recordado aquí y
allá, ya veremos con qué acierto en cada caso.
Portada de la primera edición de la segunda parte de "El Quijote" |
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LAS CALLES Y SUS NOMBRES
Amplio
por la extensión territorial que ha ido adquiriendo Campo de Criptana y, como
lógica consecuencia, por el incremento del número de sus vías urbanas –
bastantes más de doscientas a la altura de principios del siglo XXI -, el
callejero de nuestra villa abarca denominaciones de muy diversa índole que son
el resultado de su propia evolución histórica y de la del país, evolución
plagada de cambios de todo tipo que han conducido a alteraciones de esos
nombres a lo largo del tiempo en razón de las preferencias de sus gobernantes y
de decisiones en parte determinadas por la sucesión de situaciones políticas
más de una vez radicalmente opuestas entre sí.
Plano de Campo de Criptana |
Analizando la nómina de las calles de Campo de Criptana, pero sin entrar
en una clasificación exhaustiva ni mucho menos, puede verse en su rotulación nombres de personajes tanto en el plano local ( Fernández Calzuelas, Hermanas Peñaranda ...) como en el plano nacional ( Álvarez de Castro, Colón ... ), personajes todos
destacados por razones muy variadas: la política ( Antonio Maura ... ), la
literatura ( Lope de Vega, Calderón de la Barca, García Lorca ... ), el deporte
( Hermanos Manzaneque ), etc., etc. Hay también otros que nos recuerdan capitales
y regiones españolas ( Albacete, Castilla y León, Extremadura, Valencia ... ),
poblaciones cercanas ( Miguel Esteban, Alcázar ... ) o países vinculados a
España y a nuestro pueblo ( República de
Costa Rica, República de Chile ... ); otros evocan la topografía ( Cerrillo, Costanilla ... ) o tienen claras
referencias localistas ( Fuente del Caño, Pozo Hondo, Tercia, Pósito ) y no
pocos tienen que ver con la religión ( Pasión, Cristo de Villajos, Virgen de
Criptana ... ).
Y fijando la atención en lo relativo al contenido de la celebración que
de forma destacada corresponde a 2015, el IV Centenario mencionado, obvio es el
deber de reseñar en párrafo aparte que, además de la presencia en nuestro
callejero del famosísimo autor de esta obra, encontramos en él nombres de
lugares, personajes y hechos de la célebre novela. En la exposición que sigue
pasaré por alto la glosa de nombres de poblaciones - pese a la notoriedad de
algunas, tales como El Toboso o Argamasilla – citadas por Cervantes y que
singularizan a calles criptanenses (Albacete, Alcázar, Ciudad Real, Mota,
Madrid, Miguel Esteban, Murcia, Granada, Puerto Lápice, Quintanar de la Orden) o
la de aquella que nos hace presente la batalla naval en la que aquél participó:
Lepanto. Me centraré, en cambio, en las denominaciones que tienen que ver con
personajes de la novela – no está de más que por tal sea tenido también
Rocinante - y con sus aventuras, en lugar destacado entre éstas la de los
molinos de viento, emblema de esta villa.
La singularización o “bautizo” de las calles de un pueblo o de una
ciudad mediante la asignación de un nombre propio es una competencia exclusiva
de su Ayuntamiento reunido en Pleno, si bien no es menos cierto que a veces la
costumbre de las gentes se ha logrado imponer sobre la denominación oficial
hasta el punto de dejar a ésta en un segundo plano,
no siendo raro el caso de muchas personas que, interrogadas por un forastero
acerca de la ubicación de una determinada calle no han sabido dar respuesta
pues sólo tenían en mente su nombre tradicional, nombre que el gobernante de
turno se había empeñado en modificar por uno u otro motivo; éste asunto nos
llevaría lejos en las argumentaciones, por lo que me limito a poner algún que
otro ejemplo de confusiones inducidas en ese sentido: Castillo-José Antonio,
Caño-General Primo de Rivera, Espada-Cebolla y ... Cervantes-Torrecilla.
En documentos de otros tiempos más laxos en relación con el
asunto que nos ocupa no es extraño encontrarse con el hecho de que una calle
tenía más de una denominación reconocida. Con el paso del tiempo la concreción
ganará terreno y la precisión en los nombres irá imponiéndose, a lo que
contribuirán, por una parte, la existencia de verdaderos padrones o censos de
población – lo que se conseguirá poco a poco a lo largo del siglo XIX y de
forma más definitiva a partir de 1857
- y, por otra, la necesidad de
clarificar la nomenclatura ante la complejidad que suponía la expansión
espacial del pueblo, sobre lo que dejan
constancia las fuentes documentales municipales de las décadas anteriores y
posteriores a 1900.
Y tratando de fuentes, ¿ cuáles son las que dan luz sobre
los nombres de las calles, su origen y otros detalles acerca de éstas como son
los cambios experimentados a lo largo del tiempo ? En el Archivo Histórico
Municipal de Campo de Criptana hay listados de vecinos elaborados con finalidad
fiscal desde el siglo XVI en muchos de los cuales no figura el nombre de la vía
urbana donde se domicilia cada uno. A medida que nos acercamos al presente ese
problema irá desapareciendo, bien que lentamente. Y puede decirse que el
nomenclátor de las calles de Campo de Criptana es bien conocido en lo
concerniente al siglo XVIII, sobre todo en su segunda mitad: padrones y censos
de población, mejor conservados cuanto más recientes, y otro tipo de
documentos, en su mayor parte de tipo fiscal, son hasta cierto punto una buena
fuente de información.
Ahora bien, ¿ qué hay sobre las fechas en que las calles
reciben su nombre propio? Para ello se cuenta con los expedientes de actas de
sesiones plenarias del Ayuntamiento, que incluyen – no siempre, lamentablemente
– las motivaciones que llevaron a los ediles de turno a tomar las decisiones al
respecto, decisiones que si no se explicitan pueden sobreentenderse en muchos
casos.
FRANCSCO ESCRIBANO
SÁNCHEZ-ALARCOS