Todo cambia con el tiempo, hasta lo que se considera tradiciones muy
arraigadas en una sociedad. Con las procesiones de Semana Santa y con todo con
lo que se lleva a cabo en torno a ellas ocurre eso mismo, y Campo de Criptana lo muestra
claramente; por ejemplo, las subastas de las andas de los “pasos ” que desfilan
en las procesiones siempre han sido señaladas como elemento muy singular
de la Semana de Pasión en nuestra
localidad – tanto, que se resaltaron al máximo cuando hace unos años se intentó
y consiguió la Declaración de Interés Turístico Regional para ella-, pero hoy
en día parte de ese rasgo diferenciador respecto de otros lugares se ha perdido
y hay no pocos “pasos” cuyas andas ya no son objeto de subasta.
Los cambios políticos o, dicho de otra forma más amplia, la evolución
general del país, también introducen, a veces, variaciones. Así, la guerra
civil (1936-1939) supuso, en las zonas de España fieles al Estado republicano,
caso de este pueblo, un corte, un paréntesis en las celebraciones religiosas
y, claro está, en las de Semana Santa: las procesiones no volvieron hasta 1940.
Ya antes, los cambios legislativos y normativos en general introducidos durante
la Segunda República española (1931-1936) tuvieron su influencia.
La Constitución de 1931, en uno de los apartados de su artículo 27º,
decía textualmente: “ Todas las confesiones podrán ejercer sus cultos
privadamente. Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada
caso, autorizadas por el Gobierno “. Basándose en este precepto
constitucional, la normativa establecía que el Gobernador Civil de la provincia
respectiva era quien debía autorizar la celebración de las procesiones
callejeras basándose en el informe preceptivo del alcalde de la población ante
posibles alteraciones del orden, etc., etc.
Dado que en el Archivo Histórico Municipal de Campo de Criptana se
conservan, del periodo republicano, las solicitudes para efectuar las
procesiones de las dos cofradías pasionarias que por entonces existían – de una
parte, la de Jesús Nazareno y Soledad Angustiada, y de otra la de la Santa Vera
Cruz, según las denominaciones de
entonces -,
los datos que siguen permiten comprobar semejanzas y diferencias con la
actualidad.
Buena parte de las imágenes que desfilaron cada año hasta el inicio de la Guerra Civil |
El Jueves Santo, a las cuatro de la tarde, comenzaba la “llamada de la Oración del Huerto”, que
salía de la ermita de Veracruz con la imagen del Cristo de la Columna, a la que
en la Plaza de la Constitución [Plaza Mayor] se unían las de Jesús Orando,
Prendimiento, María Magdalena y Dolorosa, todas ellas procedentes de la ermita
de la Madre de Dios. Se daba la vuelta en la Plaza, pasaban por la iglesia
parroquial y seguían por las calles de Santa Ana, Amargura, Pasión, Caídas, San
Sebastián, Plazuela de los Infantas, Democracia [Convento], Álvaro de Albornoz
[Tercia] para finalizar en la Plaza.
El Viernes Santo, a las seis de la mañana, se iniciaba la procesión
denominada “de Jesús al Calvario”,
llamada vulgarmente “del Paso”,
con las mismas imágenes que el día
anterior más las de Jesús Nazareno y “la” Verónica. Desde la ermita de la Madre
de Dios seguía “ ... por la calle de la Soledad [ésta pasó pronto a llamarse Joaquín Costa]y por las mismas que el
Jueves “ , continuando, tal como ahora, por la Plaza del General
Espartero [del Pozo Hondo] y Miguel de Cervantes,
hasta llegar a la ermita citada.
Procesión de Jesús al Calvario (El Paso) |
La procesión del Santo Entierro salía a las cinco de la tarde (a veces
a las cuatro y media) del Viernes Santo con los pasos “ ... del
Descendimiento precedido de la Santa Cruz, Crucifixión, Santo Sepulcro, María
Magdalena, San Juan y la Virgen de la Soledad ... “ y seguía un itinerario igual al actual, es decir, Cervantes,
Plaza del General Espartero, Democracia, Avenida
de Pi y Margall [Castillo], Virgen de Criptana y Plaza de la
Constitución, donde se disolvía, “quedando las Imágenes en la
Iglesia Parroquial “.
Efectivamente, allí quedaban pero por poco tiempo, pues de nueve a diez de la
noche tenía lugar la procesión de El Traslado: las imágenes que habían
desfilado por la tarde eran llevadas a sus ermitas respectivas después de dar
la vuelta a la Plaza, “ ... continuando por la calle de la Soledad hasta la
ermita de la Madre de Dios …”, desde donde el Descendimiento y la Santa
Cruz se dirigían hacia la suya “ ... por dicha calle de la Soledad y Pablo Iglesias
[Fuente del Caño]“.
Se conserva,
referida a 1932, la solicitud para celebrar la procesión de Jesús Resucitado el
domingo de Pascua. La imagen de Jesús salía de la ermita de la Veracruz y al
mismo tiempo salía de la de la Madre de Dios la imagen de la Virgen. Ambas se
encontraban en la iglesia parroquial, donde tenía lugar la función religiosa
correspondiente, terminada la cual la Virgen era trasladada a su ermita por la
calle Soledad.
Imagen de la Soledad destruida en agosto de 1936 |
También, en este
caso para el año 1935, se conserva la solicitud que elevaba Juan José Parreño a
la Corporación municipal para que la Compañía de Soldados Romanos asistiera a
las procesiones de Semana Santa y para salir formados a las calles tocando
tambores y cornetas cuando se trasladaran
a las ermitas y para en la noche del Jueves Santo acudir a hacer guardia
en los monumentos de la iglesia parroquial, Convento y Asilo tocando también.
A la vista de todo lo anterior cualquier criptanense puede deducir,
comparando con los tiempos actuales, los cambios acaecidos en el número de cofradías, de procesiones,
de imágenes, de horarios, etc. y hasta en nombres de algunas calles, que por aquellos
años pasaron a estar dedicadas a elementos consustanciales a cualquier sistema
político democrático (democracia, constitución …) o, entre otros personajes, a
políticos republicanos (entre ellos Álvaro de Albornoz o Pí y Margall) o
socialistas (Pablo Iglesias).
Para finalizar, y por aquello de las curiosidades, citaré a algunas de
las personas de las muchas que en 1932 firmaban las solicitudes de las dos cofradías
(264 en total), pues algunos lectores podrán identificar entre ellas a
antepasados suyos, situación en la que me incluyo. Algunos de los firmantes
eran Santos Ortiz, José María Rubio, Demetrio Escribano, Julio Escribano, Delfín
Escribano, Manuel Lara, José Vicente Manzaneque, Jesús Quintanar, Julio Millán,
Ursicino Díaz-Ropero, Trinidad Olivares, Jesús Leal, Salustiano Madrid y Julio
Alarcos.
FRANCISCO ESCRIBANO
SÁNCHEZ-ALARCOS