Denominada en la
actualidad Cofradía del Santísimo Cristo
de la Columna y Descendimiento de Nuestro Señor de la Veracruz, está de
celebración en 2017, año en el que se cumple el 75º aniversario de la “Recuperación de la imagen del Stmo. Cristo
de la Columna”, tal como ha sido titulada la agenda de actividades que han
sido preparadas por la Junta Directiva, pues fue en 1942 cuando, tras los años
de la guerra civil de 1936-1939, una nueva talla del mismo salía en procesión a
la calle. Entre los actos programados a tal efecto se incluyó, con fecha 11 de
febrero, una charla sobre la historia de la Cofradía, charla de la que yo me
ocupé y cuyo contenido pretendo dar a conocer a través de este medio en varios capítulos,
que abarcarán desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX.
Libro de Visitas de la Orden de Santiago de 1568 (AHN) |
Aunque hoy por hoy todavía
existen amplias lagunas en cuanto al conocimiento del origen y evolución de
esta Hermandad, de ella se conocen no pocos datos gracias a diversas fuentes
documentales conservadas en archivos como el Histórico Nacional (AHN) de Madrid
(Libros de Visitas de la Orden de
Santiago) o el Municipal de Campo de Criptana (AHMCC) o que custodia la
propia Cofradía, tales como un libro de cuentas y actas que abarca desde 1837
hasta 1944, otro libro de cuentas de la Compañía de Romanos, que desfiló en las
procesiones de Semana Santa entre 1923 y 1959, aparte de las publicaciones que
periódicamente van viendo la luz (revista Veracruz
de Puertollano, revistas de Programas de
Semana Santa de Campo de Criptana, etc., etc.).
De todas esas fuentes, una
muy importante sería la documentación generada por la misma Cofradía, pero en
relación con su tiempo de existencia es escasa, se ha perdido mucha a lo largo
de los siglos, y año hubo, como 1875, en el que no se presentaron las cuentas
anuales en la fecha acostumbrada porque no se encontraba el libro de decretos o
actas y fue preciso nombrar un secretario que, entre otras funciones, se
ocupase especialmente de ordenar la documentación existente; tal secretario fue
el abogado Juan Manuel Alarcón Garay, que por entonces era uno de los alcaldes
de la Cofradía.
Libro de cuentas y decretos de la Cofradía (1837-1944) |
Para empezar, en la charla
señalé la conveniencia de situar la Cofradía
en su contexto histórico. Partiendo de la base de que la Cruz se había
convertido en el símbolo que identificaba al mundo cristiano ya en el siglo IV,
en el que comenzó a utilizarse de forma masiva, me referí a las andanzas por
Tierra Santa protagonizadas por Elena de Constantinopla, madre del emperador
romano Constantino, luego Santa Elena, de la que se nos ha transmitido su papel
en la búsqueda en Jerusalén del lugar en que se depositaban las cruces
utilizadas por los romanos en las crucifixiones de tantos y tantos condenados
por ellos, así como en el objetivo que se marcó de dar con aquella en la que
murió Jesucristo; eso sí, me propuse no entrar en detalles sobre la veracidad o
no de todo lo que de ella se cuenta.
Fragmento del Libro de decretos del Ayuntamiento de Campo de Criptana de 1829 (AHMCC) |
El historiador cristiano
Eusebio, fallecido en el año 342, nos habla de Elena y no menciona ningún éxito
en esa búsqueda que se propuso, a pesar de lo cual durante la Edad Media la
historia de la ya entonces santa fue aceptada por muchos y, por lo tanto se
tenía por cierto, como se dice que se tuvo en su momento, que, mediando un
milagro, se fijó cuál era la verdadera Cruz de Cristo, la Vera Cruz, de la que
ya escribía hacia mediados del siglo IV el patriarca San Cirilo que “todo el orbe está lleno de los pedazos que
han sido cortados del leño de la cruz”; son esas reliquias conocidas como Lignum Crucis que en tantos lugares pueden ser contempladas. En
España las hay, por supuesto; para algunos una de las primeras, si no la
primera, se guarda en el monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria), y
Campo de Criptana también tiene la suya, que se puede ver en el altar de San
Antonio de la iglesia parroquial y a la que se refieren las llamadas Relaciones
Topográficas de Felipe II fechadas, para nuestro pueblo, en diciembre de 1575,
en cuya respuesta nº 51 puede leerse: “Hay
[en la iglesia parroquial] una
Reliquia notable en una Cruz de oro, y un pedazo del linum Crucis, tienese en
grande veneracion y devocion en esta villa, porque se tiene por muy cierto de
que viene tempestad de piedra que jamas sacando la Cruz apedrea en este termino
…”.
Reliquia del Lignum Crucis en la iglesia parroquial de Campo de Criptana |
El caso es que el culto a
la Vera Cruz se extendió pronto por la Península Ibérica y a la altura de la
Edad Media su devoción había arraigado con fuerza. Precisamente, las cofradías
de la Vera Cruz se desarrollaron en la Baja Edad Media y se consolidaron ya en
la Edad Moderna, a mediados del siglo XVI. Los comienzos de este tipo de
cofradías hay que relacionarlos, en efecto, con el culto a la reliquia de la
Verdadera Cruz (Vera Cruz) de Cristo o “Lignum Crucis”. Las órdenes religiosas
jugaron un papel esencial en las cofradías de Semana Santa. Precisamente al
calor de los franciscanos brotaron las de la Vera Cruz. En la provincia de
Ciudad Real comenzaron a surgir con gran fuerza durante la primera mitad del
siglo XVI. Actualmente existen más de 250 hermandades, cofradías y asociaciones de la Vera Cruz repartidas por toda España, la mayor parte de ellas
agrupadas en la Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz de España, con gran
similitud entre unas y otras en sus actividades habituales.
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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