Tras el contexto histórico me referí a la Cofradía como institución y
señalé que se trata de una Hermandad de la que José Javier Barranquero Contento
afirma que fue creada a mediados del
siglo XVI (*) y es la más antigua de las de Semana Santa de nuestra localidad.
Viernes Santo por la mañana en El Calvario, con presencia de la Compañía de Romanos |
Decir misas por los cofrades
y difuntos en cierto tiempo del año.
Decir misa cada segundo
domingo del mes.
Llevar el crucifijo grande de
la Hermandad en sus procesiones, fiestas y enterramientos, incluyendo en éstos a los pobres sin recursos
que morían en los hospitales que entonces había hay en la villa.
Las constituciones
se reformaban a lo largo del tiempo. Así, se sabe que en 1766 el Prior de Uclés
aprobó las Constituciones de la Cofradía.
Los órganos de gobierno eran la Junta
Directiva y la Junta General de hermanos que, según las constituciones, era la
encargada de nombrar a aquélla. La asistencia de cofrades a la Junta General era,
al parecer, escasa (16 en 1896, por ejemplo).
El
presidente nato era el párroco y el presidente efectivo era el mayordomo de
caudales. Mayordomos había dos, uno el de caudales indicado, lo que llamamos
tesorero, y otro encargado de la fábrica – edificio - de la ermita. Dos eran
los alcaldes, equiparables a los que en muchas hermandades son los hermanos
mayores.
Los
vocales eran habitualmente cuatro, pero su número osciló entre tres (en 1875) y
siete (en 1913).
El
de secretario era un cargo remunerado, si bien a veces había secretarios que
renunciaban a sus emolumentos, caso de Ramón López Manzanares, secretario entre
1881 y 1895.
Había
dos visitadores, que por primera vez aparecen, en la documentación consultada,
en 1852. A veces no figuran. Tal vez se encargaban de girar visita a los
cofrades que tenían necesidad de asistencia por cuestiones económicas,
problemas de salud, etc.
Se
menciona también al portero de la ermita o santero, un cargo retribuido con una
pequeña gratificación; por último, la cofradía tenía su capellán.
Los cargos cada año debían renovarse,
pero muchas veces lo que se producía era la reelección de todos o la mayor
parte de los miembros de la Junta anterior; las razones aducidas para ello eran
que no se presentaban candidatos, o bien
la experiencia y el buen hacer de los reelegidos. Si alguien era elegido y
renunciaba a tomar posesión, era multado. La renovación de la Junta tenía lugar
todos los años el 3 de mayo, festividad de la Invención de la Cruz o
simplemente día de la Cruz, el mismo día en que se presentaban las cuentas del
periodo que empezaba a correr el 4 de mayo del año anterior.
Algunos
capellanes fueron:
Julián
Quirós, desde 1852
Aurelio
Bardón, desde 1862
José
Vicente López Manzanares Villanueva, desde 1875
Especioso
Perucho, desde 1917
Dos
personas destacadas en sus cargos fueron:
Una,
Francisco Vicente Salcedo Meléndez, mayordomo de caudales ya en 1837 y hasta
1881. Rico propietario, cada año que había déficit en las cuentas lo compensaba
de su bolsillo, por lo que fue muy apreciado. Nació hacia 1815 y murió entre
1881 y 1882. Descendía de una familia de hidalgos que se había establecido en
Campo de Criptana en el siglo XVIII procedente de Honrubia (Cuenca). A mediados
del siglo XIX era el 6º mayor contribuyente del pueblo. Según cierta
documentación fue el comprador en subasta del Monte Viejo, finca de centenares
de hectáreas, de propiedad municipal, vendida como consecuencia de la
desamortización general de 1855, conocida como la desamortización de Madoz.
Estuvo emparentado con un personaje singular criptanense, un ilustrado que
tiene dedicada una calle en la población, José Antonio Fernández Calzuelas, a
través de la esposa de éste, Mª Teresa Salcedo Meléndez. A finales de 1850
figuraba casado con Dª Josefa Lerín
y era padre de una niña, Mª Paz.
La
otra persona fue Gregorio Perucho Peñacarrillo, mayordomo de la fábrica o
ermita entre 1852 y 1880, año en que dejó el cargo por su avanzada edad; murió
a mediados de los ochenta.
La
primera Junta Directiva que aparece en el libro iniciado en 1837 es la que
figura a 1 de enero de 1852:
Párroco:
Francisco Ansaldo Llamas
Mayordomo: Francisco Vicente Salcedo Meléndez
Alcaldes: Dionisio Leal y Nicanor Pizarro
Vocales: Basilio Figueroa, Pedro Antonio Luján, Gregorio Perucho
y Alfonso Borja
Capellán:
Julián Quirós
Secretario: Tomás Francisco Manzanares
La
última composición de Junta Directiva que aparece en dicho libro es la elegida
el 3 de mayo de 1924 :
Mayordomos: Cesáreo Calonge Calonge y José Mª Poveda
Sánchez-Alarcos
Alcaldes: José Mª Rubio Escribano y Ramón
Fernández Fontana
Vocales: Ladislao Muñoz Barrios, Santiago
Carramolino Gómez,
Bernardo Alberca Castiblanque,
Jesús Quintanar
López-Pintor, Vicente
Flores Ramos y Miguel Díaz-Hellín
Secretario: Manuel Lara Calonge
Capellán:
José Vicente López Manzanares
Tras
la guerra civil la primera Junta Directiva que refleja la documentación se
constituyó en la reunión de 12 de febrero de 1942, presidida por el párroco,
Alfredo Aranda. Ésta fue su composición (adviértase el cambio habido en la
denominación de algunos cargos y en la aparición o desaparición de algunos de
ellos):
Presidente: Antonio Reíllo
Vicepresidente: Modesto Manzaneque
Secretario: Andrés Galera
Vicesecretario: José Mª Lucas
Tesorero: Jesús Quintanar López-Pintor
Vicetesorero: Pedro Muñoz
Vocales: Florencio Martínez-Meco, Julián
Díaz-Hellín, Amador
Bastante
y Aureliano Carramolino
Entre otros directivos, Francisco López-Casero (1º por la derecha), Jesús Quintanar (2º por la derecha), Amador Bastante (1º por la izquierda), Antonio Reíllo (4º por la izquierda) |
El
21 de febrero de 1944 hubo reorganización de la Junta. Así quedó:
Presidente: Francisco López-Casero Escribano
[siguió siéndolo
durante muchos años]
Vicepresidente: Amador Bastante
Secretario: Modesto Manzaneque
Vicesecretario: Jesús Quintanar López-Pintor
Tesorero: Antonio Reíllo
Vicetesorero: Julián Díaz-Hellín
Vocales: Florencio Martínez-Meco y Aureliano
Carramolino
(*) Las
cofradías de la Vera Cruz y el culto al Rosario: el caso de
Campo de Criptana.
Revista VERACRUZ, nº 13, Puertollano,
2002, pág.
55.
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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