sábado, 21 de febrero de 2015

CERVANTES Y EL QUIJOTE EN EL CALLEJERO DE CAMPO DE CRIPTANA (XIII)



                     SANCHO PANZA (cont.)

En el capítulo XLV de la 2ª parte Sancho toma posesión como supuesto gobernador de la supuesta ínsula, menester en el que tiene que soportar no pocas burlas, entre las que se cuenta la de hacerle juzgar en causas tales como resolver las diferencias entre un sastre y su cliente, resolver el pleito entre una mujer y un hombre al que acusaba de haberla forzado, etc., etc.

Sancho Panza y sus problemas
con el doctor Pedro Recio por la comida
(G. Doré)
Una de ellas es la de la comida, que abundantemente se le pone delante pero le es prohibida por una u otra razón por el médico Pedro Recio Agüero de Tirteafuera. Sancho, con hambre notable, dice, dirigiéndose al médico: “ quíteseme luego de delante; sino voto al sol que tome un garrote, y que á garrotazos, comenzando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, á lo menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes; que á los  médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza, y los honraré como á personas divinas: y vuelvo á decir que se me vaya Pedro Recio de aquí, sino tomaré esta silla donde estoy sentado, y se la estrellaré en la cabeza; y pídanmelo en residencia, que yo me descargaré con decir que hice servicio á Dios en matar á un mal médico, verdugo de la república; y denme de comer, ó sino tómense su gobierno, que oficio que no da de comer á su dueño, no vale dos habas “  (Capítulo XLVII, 2ª parte).

Sobre las costumbres gastronómicas de Sancho es ejemplar lo que dice al doctor Pedro Recio: “ Mirad, señor doctor, de aquí adelante no os cureis de darme á comer cosas regaladas ni manjares exquisitos, porque será sacar á mi estómago de sus quicios, el cual está acostumbrado á cabra, á vaca, á tocino, á cecina, á nabos y a cebollas, y si acaso le dan otros manjares de palacio, los recibe con melindre y algunas veces con asco: lo que el maestresala puede hacer es traerme estas que llaman ollas podridas, que mientras más podridas son, mejor huelen, y en ellas puede embaular y encerrar todo lo que él quisiere, como sea de comer, que yo se lo agradeceré y se lo pagaré algun dia “  (Capítulo XLIX, 2ª parte).

La entrada al pueblo cuando el regreso definitivo tiene como hecho trascendental, tras los saludos al cura y al bachiller, el encuentro con su mujer y su hija. La esposa se extraña de verlo como venía y no como gobernador. Sancho hace balance de su aventura: “ Calla, Teresa, respondió Sancho, que muchas veces donde hay estacas no hay tocinos; y vámonos á nuestra casa, que allá oirás maravillas. Dineros traigo, que es lo que importa, ganados por mi industria y sin daño de nadie “  (Capítulo LXXIII, 2ª  parte).

Caballero y escudero
regresan definitivamente a su pueblo
(G. Doré)
Los seis días que Don Quijote estuvo, antes de morir, en la cama con calentura estuvo “ sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero “  relata  Cervantes. Como sus amigos, Sancho animaba al enfermo. Cuando el médico que lo atendió dijo que su vida corría peligro y debía ponerse a bien con Dios, Sancho, al igual que el ama y la sobrina, lloraba “ tiernamente “ como si su amo hubiera ya muerto. Don Quijote días después se confiesa y Sancho vuelve a la casa: “ Sancho (que ya sabia por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor) hallando á la ama y á la sobrina llorosas, comenzó á hacer pucheros y á derramar lágrimas “. Cuando el cura confirma que se va a morir Don Quijote y que va a hacer testamento, Sancho vuelve a llorar y suspirar.

El caballero no se olvida de su fiel escudero en el testamento, según se dijo más arriba. Don Quijote después le pide perdón por las locuras pasadas, lo que hace reaccionar a Sancho: “ ¡Ay! respondió Sancho llorando, no se muera vuesa merced, señor mio, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo, vestidos de pastores, como tenemos concertado; quizá tras de alguna mata hallaremos á la señora Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme á mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal á Rocinante le derribaron: cuanto más que vuesa merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros á otros, y el que es vencido hoy, ser vencedor mañana “. Tres días vivió Don Quijote desde que hizo testamento. Tras morir “ andaba la casa alborotada; pero con todo comia la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra ó templa en el heredero la memoria de la pena que es razon que deje el muerto “  (Capítulo LXXIV, 2ª parte). Aun así, lo dice también Cervantes, no dejó de estar presente el llanto de Sancho.

Tras el prólogo de la primera parte se insertan varios poemas, dos de ellos dedicados a Sancho Panza: 

“ GANDALIN, ESCUDERO DE AMADIS DE GAULA, Á SANCHO PANZA,

ESCUDERO DE DON QUIJOTE

SONETO

Salve, varon famoso, á quien fortuna,
Cuando en el trato escuderil te puso,
Tan blanda y cuerdamente lo dispuso,
Que lo pasaste sin desgracia alguna.

Ya la azada ó la hoz poco repuna
Al andante ejercicio, ya está en uso
La llaneza escudera con que acuso
Al soberbio que intenta hollar la luna.

Envidio á tu jumento y á tu nombre,
Y á tus alforjas igualmente envidio,
Que mostraron tu cuerda providencia.

Salve otra vez, oh Sancho, tan buen hombre,
Que á solo tú, nuestro español Ovidio
Con buzcorona te hace reverencia. “


“ DEL FAMOSO POETA ENTREVERADO Á SANCHO PANZA

Soy Sancho Panza, escude-
Del manchego Don Quijo-;
Puse piés en polvoro-
Por vivir á lo discre-;
Que el tácito Villadie-
Toda su razon de esta-
Cifró en una retira-,
Según siente Celesti-,
Libro en mi opinión divi-,
Si encubriera más lo huma-. “

Y he aquí lo que decía de Sancho uno de los académicos de Argamasilla: 


“ DEL BURLADOR, ACADÉMICO ARGAMASILLESCO,

Á SANCHO PANZA

SONETO

Sancho Panza es aqueste en cuerpo chico,
Pero grande en valor (¡ milagro extraño ! );
Escudero el más simple y sin engaño
Que tuvo el mundo, os juro y certifico:

De ser conde no estuvo en un tantico,
Si no se conjuraran en su daño
Insolencias y agravios del tacaño
Siglo, que aún no perdonan á un borrico.

Sobre él anduvo (con perdon se miente)
Este manso escudero, tras el manso
Caballo Rocinante, y tras su dueño.

¡ Oh vanas esperanzas de la gente,
Cómo pasais con prometer descanso,
Y al fin parais en sombra, en humo, en sueño ! “
( Capítulo LII, 1ª parte ).  



                FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS

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