martes, 28 de febrero de 2017

LA COFRADÍA DE LA VERACRUZ DE CAMPO DE CRIPTANA (I)


Denominada en la actualidad Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna y Descendimiento de Nuestro Señor de la Veracruz, está de celebración en 2017, año en el que se cumple el 75º aniversario de la “Recuperación de la imagen del Stmo. Cristo de la Columna”, tal como ha sido titulada la agenda de actividades que han sido preparadas por la Junta Directiva, pues fue en 1942 cuando, tras los años de la guerra civil de 1936-1939, una nueva talla del mismo salía en procesión a la calle. Entre los actos programados a tal efecto se incluyó, con fecha 11 de febrero, una charla sobre la historia de la Cofradía, charla de la que yo me ocupé y cuyo contenido pretendo dar a conocer a través de este medio en varios capítulos, que abarcarán desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX.
Libro de Visitas
de la Orden de Santiago de 1568
(AHN)
Aunque hoy por hoy todavía existen amplias lagunas en cuanto al conocimiento del origen y evolución de esta Hermandad, de ella se conocen no pocos datos gracias a diversas fuentes documentales conservadas en archivos como el Histórico Nacional (AHN) de Madrid (Libros de Visitas de la Orden de Santiago) o el Municipal de Campo de Criptana (AHMCC) o que custodia la propia Cofradía, tales como un libro de cuentas y actas que abarca desde 1837 hasta 1944, otro libro de cuentas de la Compañía de Romanos, que desfiló en las procesiones de Semana Santa entre 1923 y 1959, aparte de las publicaciones que periódicamente van viendo la luz (revista Veracruz de Puertollano, revistas de Programas de Semana Santa de Campo de Criptana, etc., etc.).
De todas esas fuentes, una muy importante sería la documentación generada por la misma Cofradía, pero en relación con su tiempo de existencia es escasa, se ha perdido mucha a lo largo de los siglos, y año hubo, como 1875, en el que no se presentaron las cuentas anuales en la fecha acostumbrada porque no se encontraba el libro de decretos o actas y fue preciso nombrar un secretario que, entre otras funciones, se ocupase especialmente de ordenar la documentación existente; tal secretario fue el abogado Juan Manuel Alarcón Garay, que por entonces era uno de los alcaldes de la Cofradía.
Libro de cuentas y decretos
de la Cofradía (1837-1944)
Para empezar, en la charla señalé la conveniencia  de situar la Cofradía en su contexto histórico. Partiendo de la base de que la Cruz se había convertido en el símbolo que identificaba al mundo cristiano ya en el siglo IV, en el que comenzó a utilizarse de forma masiva, me referí a las andanzas por Tierra Santa protagonizadas por Elena de Constantinopla, madre del emperador romano Constantino, luego Santa Elena, de la que se nos ha transmitido su papel en la búsqueda en Jerusalén del lugar en que se depositaban las cruces utilizadas por los romanos en las crucifixiones de tantos y tantos condenados por ellos, así como en el objetivo que se marcó de dar con aquella en la que murió Jesucristo; eso sí, me propuse no entrar en detalles sobre la veracidad o no de todo lo que de ella se cuenta.
Fragmento del Libro de decretos
del Ayuntamiento
de Campo de Criptana de 1829
(AHMCC)

El historiador cristiano Eusebio, fallecido en el año 342, nos habla de Elena y no menciona ningún éxito en esa búsqueda que se propuso, a pesar de lo cual durante la Edad Media la historia de la ya entonces santa fue aceptada por muchos y, por lo tanto se tenía por cierto, como se dice que se tuvo en su momento, que, mediando un milagro, se fijó cuál era la verdadera Cruz de Cristo, la Vera Cruz, de la que ya escribía hacia mediados del siglo IV el patriarca San Cirilo que “todo el orbe está lleno de los pedazos que han sido cortados del leño de la cruz”; son esas reliquias conocidas como Lignum Crucis que en tantos lugares pueden ser contempladas. En España las hay, por supuesto; para algunos una de las primeras, si no la primera, se guarda en el monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria), y Campo de Criptana también tiene la suya, que se puede ver en el altar de San Antonio de la iglesia parroquial y a la que se refieren las llamadas Relaciones Topográficas de Felipe II fechadas, para nuestro pueblo, en diciembre de 1575, en cuya respuesta nº 51 puede leerse: “Hay [en la iglesia parroquial] una Reliquia notable en una Cruz de oro, y un pedazo del linum Crucis, tienese en grande veneracion y devocion en esta villa, porque se tiene por muy cierto de que viene tempestad de piedra que jamas sacando la Cruz apedrea en este termino …”.
Reliquia del Lignum Crucis en
la iglesia parroquial de Campo de Criptana
El caso es que el culto a la Vera Cruz se extendió pronto por la Península Ibérica y a la altura de la Edad Media su devoción había arraigado con fuerza. Precisamente, las cofradías de la Vera Cruz se desarrollaron en la Baja Edad Media y se consolidaron ya en la Edad Moderna, a mediados del siglo XVI. Los comienzos de este tipo de cofradías hay que relacionarlos, en efecto, con el culto a la reliquia de la Verdadera Cruz (Vera Cruz) de Cristo o “Lignum Crucis”. Las órdenes religiosas jugaron un papel esencial en las cofradías de Semana Santa. Precisamente al calor de los franciscanos brotaron las de la Vera Cruz. En la provincia de Ciudad Real comenzaron a surgir con gran fuerza durante la primera mitad del siglo XVI. Actualmente existen más de 250 hermandades, cofradías y asociaciones de la Vera Cruz repartidas por toda España, la mayor parte de ellas agrupadas en la  Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz de España, con gran similitud entre unas y otras en sus actividades habituales.
    FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS