sábado, 18 de julio de 2020

ES 18 DE JULIO. HAN PASADO 84 AÑOS PERO MANTENGAMOS EL RECUERDO.


Han pasado 84 años del llamado “alzamiento” militar de julio de 1936 o intento de acabar por la fuerza con el régimen legítimo republicano nacido en abril de 1931 y basado en la Constitución democrática promulgada en diciembre de ese año.

La sublevación militar había comenzado en la tarde del 17 de dicho mes en el territorio marroquí del Protectorado español impuesto sobre ese país norteafricano. Al día siguiente el “movimiento” militar se extendió por la España peninsular e insular pero no triunfó en todas las zonas, situación que derivó en una larga guerra que, como todas las guerras, tuvo consecuencias nefastas de todo tipo.

Aquel 18 de julio la Corporación municipal criptanense, de signo izquierdista - la que, elegida el 12 de abril de 1931, había sido depuesta por orden gubernativa en 1934 y repuesta en el poder tras las elecciones generales de febrero de 1936 -, a la vista de la coyuntura extraordinaria que vivía el país convocó a los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español, de Izquierda Republicana, del Partido Comunista de España y de la Unión General de Trabajadores para informarles de la situación y para que transmitieran la información a sus afiliados en sus respectivas sedes.

La necesidad de conseguir armas se impuso, con el fin de hacer frente a la sublevación. Según los informes proporcionados en 1942 por el Jefe de Puesto de la Guardia Civil y por la Jefatura Local de Falange, gente armada se echó a la calle en poco tiempo y en las últimas horas del día siguiente empezaron las detenciones de personas pertenecientes a - o simpatizantes de - partidos de derecha y de Falange, organizaciones a las que mucha gente achacaba un posicionamiento favorable a los militares sublevados.

Al mismo tiempo partidos y organizaciones criptanenses favorables a la República declaraban una huelga general de ocho días como medio de hacer frente a la sublevación militar: en un pueblo fundamentalmente agrícola como el nuestro, y en época de siega como era aquella, objetivo prioritario fue evitar que los trabajadores del campo salieran de la población, lo que implicó la vigilancia de las salidas por los caminos.

Mencionaba más arriba las consecuencias nefastas de la guerra. Aparte del miedo que con toda seguridad se extendió desde el principio entre nuestros antepasados, una de esas consecuencias fue la muerte. Murieron criptanenses en la retaguardia – Campo de Criptana permaneció en zona republicana durante todo el conflicto -, uno de los primeros, ya en el propio mes de julio, el sacerdote Victoriano Beamud Sañoso, y murieron criptanenses en los frentes de guerra, uno de ellos, a principio de septiembre de 1936 en el frente de Talavera, el dirigente socialista Manuel Martín-Casero. Cierto es que tras la guerra también siguieron muriendo, en este caso en el lado de los que la perdieron, bien ante un pelotón de ejecución, bien en campos de exterminio nazis, casos de Ángel Sepúlveda Beamud en 1941 y Marino Sánchez Ortiz en 1942.

La guerra finalizó oficialmente el 1 de abril de 1939, pero el Campo de Criptana ya había sido ocupado militarmente el 29 de marzo. Lo que vino después fue la imposición de una “nueva realidad”, pero ¡qué realidad!, un sistema dictatorial que pervivió durante casi cuarenta años y que, desgraciadamente, sigue siendo de alguna manera reivindicado por ciertos sectores sociales.

Por desagradables que nos puedan resultar todos aquellos acontecimientos no deben ser olvidados, merece la pena que sean recordados para que no vuelvan a ser una cruel realidad.

    FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS









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