Cofrades de la Veracruz con vestimenta en parte diferenciada |
Inicio
este capítulo fijando la atención en los hermanos o hermanas (también
los documentos utilizan el término cofradas). Al no conservarse el “Libro de
los Hermanos”, las cifras que se conocen deben ser consideradas
aproximadas u orientativas. Eran en el año 1559, según un documento judicial,
alrededor de 600, cifra que no sé si es fruto de la exageración de la
documentación. De 1852 hay una lista ¿general? de todos los hermanos inscritos
en la Cofradía; eran 132. En 1862 figuran 244. Tanto
en 1852 como en 1862 son listados con lo que cada uno o cada una ofrecía dar
para las obras de la ermita.
Se sabe cuántos hermanos nuevos ingresaban
cada año. La serie de datos conocidos abarca desde 1851 hasta 1935, aunque de
algunos años, siete en total, nada se sabe. El primer dato conocido, en efecto,
es de la anualidad 1851-1852, cuando ingresaron dos nuevos. El último dato es de la anualidad 1934-1935,
con uno nuevo, Santiago Manzaneque Huertas. En todo ese periodo de tiempo
ingresaron en total 497; cuando más lo hicieron fue en 1897-1898 y en
1927-1928, con 17 nuevos ingresos en cada anualidad.
Había una pequeña cuota fijada para darse de alta
en la Cofradía; hasta 1892-1893 se pagaba 6 reales [hasta ese momento utilizó aquélla
el sistema monetario tradicional: real, maravedí,etc; desde entonces, el
sistema basado en la peseta], desde 1893-1894 – y hasta 1909-1910 - 1,50
pesetas, y desde 1910-1911 la cantidad ascendió a 3 pesetas.
Un recibo de cofrade de 1936 |
Otro aspecto interesante sobre los hermanos era la
cuota anual que pagaban: 1 real
hasta 1892-1893, 0,25 pesetas al año desde 1893-1894, 1 peseta al año desde
1910-11. Teniendo en cuenta lo recaudado en cada anualidad, cuando más se
cobró, en reales, fueron 176, que sería el número de hermanos: su número habría
aumentado un 217% desde 1867, año en que la recaudación fue de 81 reales.
Mientras la cuota fue de
0,25 pesetas, la mayor recaudación fue 1908-1909, con 58,50 pesetas, que
corresponderían a 234 hermanos. Cuando la cuota anual era ya de 1 peseta, los
mayores ingresos fueron en 1930-1931: 211 pesetas, 211 hermanos por lo tanto.
Aunque por lo expuesto
parecería que puede darse por bueno el hecho de que se puede conocer el número de hermanos por el total recaudado cada año, lo cierto es que
no puede hacerse esa afirmación de forma categórica pues, ciertamente, hay que
contar con la realidad de que no todos los cofrades iban al corriente de pago,
según se aprecia en los estados de cuentas que se presentaban cada año. Lo que
sí es indudable, a la vista de los datos conservados hasta 1935, es el
incremento en el número de hermanos desde 1867, más que doblado en ese periodo
de tiempo.
Las actividades de la Cofradía eran variadas. Ya se mencionaron las recogidas en
las Constituciones de 1556, para cuya financiación, entonces, se recurría a
pedir a la gente, si bien se desconoce si sólo a los hermanos o al público en
general, dádivas que, al parecer, no
siempre eran utilizadas para los fines propios, pues los
visitadores de la Orden de Santiago hacían constar en 1604 que quienes
administraban la Cofradía pedían demasiado pan y dinero que luego derrochaban
en comidas y ágapes.
Avanzando
en el tiempo, la documentación permite concretar más. Así,
en el libro que parte de 1837 se detallan
las siguientes:
Para hacerse una idea de aquellos antiguos entierros |
Asistencia a funerales, tanto de cofrades como de no cofrades, con la
Cruz de la Cofradía, insignias de ésta y
hachones de cera. Disponía de unas andas funerarias para llevar a los
cadáveres al cementerio, y cobraba por todo ello a los que no eran hermanos: 6
reales en principio, 1,75 pesetas en
1893-1894 y 1,50 en lo sucesivo, hasta 1921-1922, momento a partir del cual el
precio subió a 2 pesetas.
Celebración de misas por los difuntos en general, a precios que aumentaron con el
tiempo: de 2 reales se pasó a 4 en 1874-75 y a 5 en 1881-1882. Desde 1896 se
cobraba ya 1,50 pesetas, importe que no dejó de aumentar, hasta alcanzar las 5
pesetas en la anualidad 1934-1935.
Había un claro interés en que en la ermita se
celebraran misas por motivos muy
diversos, especialmente los domingos y días festivos, tal como se
explicita a veces, por ejemplo en marzo de 1896, “procurando la prosperidad y lustre” de la propia cofradía, pues,
aunque ésta pagaba al sacerdote que oficiaba, la asistencia de fieles a la
ermita tenía un efecto positivo desde el punto de vista económico dado que los
asistentes solían dejar sus limosnas en el cepillo que a ese efecto había allí.
Algunas de las que se celebraban a lo largo del año eran en unos días muy
especiales desde antiguo:
La de la Anunciación
La de la Cruz
La de la Ascensión,
denominada la de la una (de la tarde)
La de la Encarnación (25
de marzo)
Mención aparte merece una
muy singular, la del Descendimiento; singular porque sólo aparece en las cuentas
presentadas en 1907, de lo que cabe deducir que únicamente tuvo lugar entonces
por ser el año en que fue inaugurado procesionalmente ese paso en la Semana
Santa.
Otra actividad era la asistencia de
hermanos a las procesiones que a lo largo del año organizaba la parroquia
criptanense, a las que los miembros de la Junta Directiva concurrían con el
estandarte y los cetros.
Procesión de Jueves Santo |
En relación con las procesiones de Semana Santa
la Cofradía se encargaba de organizar, como ahora, la del Jueves Santo por la
tarde, asistía a la del Viernes Santo por la mañana y, desde que existió – la
primera vez que se cita es en 1925 – a la de ese Viernes por la noche, la
conocida como del Traslado (llamada así porque las imágenes participantes en el desfile
procesional del Viernes por la tarde se dejaban, tras finalizar, en el templo
parroquial, y unas horas más tarde eran trasladadas a sus respectivas ermitas:
las de Veracruz y Madre de Dios). También participaba en la procesión del
Domingo de Resurrección pues la imagen de Jesús Resucitado era propiedad de la
Cofradía.
Procesión de la mañana del Viernes Santo |
Habituales cada año eran los sermones en
días y con motivos especiales:
Sermón de la Cruz, el
día 3 de mayo, en el transcurso de su festividad.
Sermón de Azotes, luego
de la Flagelación, el Jueves Santo por la tarde, antes de iniciarse la
procesión.
Sermón del Viernes Santo,
antes de la procesión de la tarde, celebrado por primera vez en la Semana Santa
de 1909. Fue denominado “del
Descendimiento” o “del Desenclavo”.
Sermón de Resurrección,
el Domingo de Pascua.
El sacerdote Especioso Perucho Granero |
Estos sermones muchas
veces corrían a cargo de los capellanes de turno, como Especioso Perucho, pero
también de ellos se ocuparon en alguna ocasión otros sacerdotes, como Ángel
Briega o Victoriano Beamud. En cualquier caso, siempre el sermón tenía un
coste, que podía variar de uno a otro (20 pesetas, 35, etc.).
Como actividad ligada a
esta Cofradía no puede obviarse la presencia de la Compañía de Soldados Romanos,
que la acompañaban en las procesiones. Sólo se conserva de ella un libro de
cuentas, el de 1923 – año de su fundación
-, a través de cuyo contenido se sabe que organizaba rifas, cuyo premio solía
ser una imagen, para atender a los gastos de vestimenta, cornetas, tambores,
etc.
Algunos miembros de la Compañía de Romanos |
La misma fuente indica que la Compañía tenía un “cuarto de ensayos”, por cuyo alquiler
pagó ese año 10 pesetas. En una nota manuscrita a lápiz se cuenta que entonces
fue nombrado “corneta mayor (…) Salustiano Madrid pudiendo asistir de vocal
a las juntas que se celebren”, y por otra nota también manuscrita puede conocerse
a algunos otros componentes: Vicente de la Guía, Sabín, un tal Ramón y uno
apellidado Carramolino.
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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