jueves, 12 de mayo de 2016

ENSEÑANZA Y GOLPISMO: CADA CUAL A LO SUYO

Manuel Portela Valladares
Dejo los tiempos cercanos tratados en el último capítulo para volver a 1936. El 16 de febrero de ese año triunfó en las elecciones generales celebradas en España la coalición de izquierdas conocida como Frente Popular, de cuyo programa electoral parte importante era el restablecimiento de las reformas – educativa, laboral, agraria, etc., etc. – puestas en marcha entre 1931 y 1933 en el marco de la Segunda República, reformas inaceptables para ciertos sectores de la sociedad española, procedentes de los cuales empezaron a soplar vientos – algunos ya desde abril de 1931 – favorables a la subversión del Estado republicano – legítimamente democrático –  mediante la violencia.
José Mª Gil-Robles
Circunscribiéndonos a la etapa del Frente Popular, quienes no admitían la vuelta de las izquierdas – burguesa y obrera - al gobierno, empezaron a mover ficha con rapidez. Ya en la medianoche del electoral 16 de febrero aludido, el jefe de Estado Mayor, general Franco, trató de influir para que fuese declarado el “estado de guerra”, a lo que no accedió el presidente del gobierno, Portela Valladares. Incluso muy de mañana el día 17 el general Goded intentó sublevar en Madrid el cuartel de la Montaña. De la misma forma, no tuvieron éxito en esos días las presiones ejercidas por políticos de derecha como José Calvo Sotelo y José María Gil Robles.
Manuel Goded
Entre febrero y julio de 1936 los gobiernos del Frente Popular trataron de dar nuevo impulso a reformas –aparte de otras - como la agraria y la laboral con el telón de fondo del combate contra el paro. En el campo se pretendía, por citar algunos ejemplos, llevar a cabo actuaciones sobre los arrendamientos y los desahucios de campesinos arrendatarios, y poner en marcha decretos tales como sobre yunteros e intensificación de cultivos o de rescate de bienes comunales por parte de los municipios, todo ello en medio de una gran movilización reivindicativa de claro protagonismo sindical. Desde el punto de vista laboral, el objetivo era restablecer unas relaciones laborales más justas para el sector obrero.
Joaquín Fanjul
Durante aquella primavera la rebeldía de ciertos sectores militares, coincidentes en mentalidad con los sectores civiles más conservadores, fue en aumento. Ya a finales de 1935 Gil Robles y algunos generales habían tanteado la posibilidad de un golpe militar. Tras febrero de 1936, la preparación de una sublevación fue un proceso imparable, con altos mandos como Goded, Rodríguez del Barrio, Orgaz, Varela, Ponte, Villegas, Fanjul … y Sanjurjo como jefe supremo. Franco se adhirió de manera activa con algo de retraso. Una primera fecha para el golpe, el 20 de abril, fue desechada.
José Enrique Varela
A finales de ese mes el general Emilio Mola, gobernador militar de Navarra, asumió la dirección de la conspiración; Sanjurjo, el “Jefe”, lo nombró representante suyo, y Mola se denominó a sí mismo el “Director”; como tal, desde Pamplona contactó, utilizando variados recursos, con generales, jefes y oficiales proclives a la subversión del régimen político establecido. A finales de junio todo estaba ultimado, hasta el punto de que ya entonces estaba señalada la madrugada del 19 de julio como el momento oportuno para poner en práctica la sublevación militar.
José Sanjurjo
Conocedor, como lo era Mola, de la fortaleza de las organizaciones obreras, entendía que había que aterrorizarlas para que no opusieran resistencia al golpe militar cuando éste se produjera. El contenido de directrices reservadas que envió a los integrantes de la trama golpista no deja lugar a dudas.  En la primera de ellas, fechada a finales de mayo, podía leerse: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”.
Emilio Mola
En el transcurso de aquellos meses de 1936, mientras algunos conspiraban, como se ha visto, el Ayuntamiento criptanense laboraba para hacer frente a los retos y problemas de ese pequeño microcosmos rural que era nuestra villa. Alguna vez me he referido a las numerosas sesiones del pleno municipal que ocupaban buena parte de su tiempo planeando cómo hacer frente al paro obrero, sobre lo que volveré en otro de estos artículos. Me centraré ahora en la preocupación que por la mejora de las condiciones educativas sentían aquellos políticos de antaño de nuestro pueblo, preocupación que no era más que el correlato de la preocupación por el aumento del número de escuelas y de maestros que desde los comienzos del régimen republicano ya se hicieron presentes entre los gobernantes del llamado “bienio de izquierdas” (1931-1933).
La Corporación municipal criptanense acordó por unanimidad el 15 de mayo de 1936, siendo alcalde Juan Manuel Sánchez Calcerrada (de Izquierda Republicana) construir dos grupos escolares de 10 secciones cada uno, ”más los grados compatibles”, uno de los grupos en la zona norte del pueblo y otro en la zona sur, con proyectos hechos por el arquitecto Casimiro Lanaja Bel y con un presupuesto total de 405.182,64 pesetas.
Juan Manuel Sánchez Calcerrada
En la misma sesión se acordó también solicitar al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes la subvención de 192.000 pesetas para la construcción de cada grupo escolar. Más adelante, con Leovigildo Romeral (del mismo partido político que el anterior) como alcalde, se hacía público en la sesión de 29 de junio de 1936 que dicho Ministerio de Instrucción Pública había concedido para las obras la suma de 384.000 pesetas como subvención.
Se conserva el “Proyecto de escuelas graduadas con cinco secciones para niños y cinco para niñas” para el llamado “Grupo Sur”. Está fechado en mayo de 1936 y su presupuesto ascendía a 203.934,56 pesetas. El terreno dedicado a esas escuelas tenía una superficie de 4.080 m2 y así se indicaban sus límites:
Por el Este, la calle Carlos Marx (hoy Nueva Montaña), por donde el edificio tendría su acceso.
Por el Norte, una calle aún sin nombre.
Por el Sur y el Oeste, terrenos propiedad de Julia Ruescas.

Como curiosidad cito los sueldos diarios previstos para los distintos trabajadores:
  Albañiles:
     Oficial, 8 pesetas
     Ayudante, 6,75
     Peón de mano, 5,25
     Peón suelto, 5
 Carpinteros, cerrajeros, vidrieros-fontaneros y pintores:
     Oficial, 12
     Aprendiz, 6,50

Antigua Escuela Nacional Graduada de Niños
(ahora CEIP Sagrado Corazón)
En 1936 existían en Campo de Criptana – no incluyo Arenales de la Moscarda – una Escuela Nacional Graduada de Niños, situada en la zona del Pozo Hondo, dirigida por Domingo Miras Reche, que ejercía como maestro en Campo de Criptana desde 1907, y una Escuela Nacional Graduada de Niñas, en la calle de la Virgen, cuya directora era Teresa de la Mano Martín. Mientras en España había quien conspiraba para subvertir el régimen político, los docentes continuaban su noble tarea habitual, en relación con la cual, por señalar algún aspecto, cito a continuación los nombres de  quienes obtuvieron los premios escolares de la Escuela de Niños en el curso 1935-1936, cuyos trabajos fueron expuestos públicamente en julio de ese último año; por cada Sección había tres premios, que indico por orden (1º, 2º y 3º):
Sección 6ª:
Antonio Naharro Pueyo
Manuel Flores Vela
Rafael Alberca Castellanos
Sección 5ª:
Miguel Navarro Martínez
Santiago Vela Calonge
Ignacio Escribano Alberca
Sección 4ª:
José Andrés Castellanos Manzaneque
Abelardo Palop López
Primitivo Olivares de la Guía
Sección 3ª:
Joaquín García Iniesta
Ramiro Parrilla García
Manuel Pérez Mínguez
Sección 2ª:
Manuel Angulo Plaza
Manuel Simón Leal
Gregorio Ortiz Pintor
Sección 1ª:
Vicente Manzaneque Olivares
Jaime Manjavacas Pérez-Bustos
Manuel López Bravo
Párvulos:
Ramón Sánchez-Quintanar García
Metodio Casero Muñoz
Hilarión Calonge Bustamante

Los premios eran, respectivamente, de 15, 10 y 5  pesetas que se les ingresaban en Cartillas de Ahorro Postal, sin reintegro posible antes de llegar a la mayoría de edad.
Huelga decir que la guerra civil desencadenada tras el fracaso de la sublevación militar golpista (18 de julio de 1936 en la Península) frustró, de momento, la ampliación del número de escuelas en Campo de Criptana y alteró el normal discurrir de la actividad educativa.
     FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS









               



3 comentarios:

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  2. Una pregunta: ¿no había escuelas religiosas en Criptana en esta época?

    Saludos.

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    1. Hola, Paqui:
      El colegio de las monjas ya existía. Pronto me referiré a ese colegio.
      Saludos.

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