La crisis económica iniciada en
octubre de 1929 en Estados Unidos se hizo internacional y también acabó
afectando a España, bien es cierto que con algo de retraso y con menos
intensidad si se compara con otros países de Europa y América. Tal fue el
contexto – aparte de sus particulares problemas internos - en el que tuvo que
desenvolverse en nuestro país el régimen político de la Segunda República,
proclamada el 14 de abril de 1931, cuyos gobiernos tuvieron que afrontar en los
años siguientes las secuelas sociales derivadas de la crisis, entre ellas el
paro, creciente a medida que pasaba el tiempo, con las consiguientes
dificultades, en el plano local que aquí interesa, para una buena parte de las familias
criptanenses. La asistencia social a los más desvalidos económicamente
hablando, explicitada en la beneficencia municipal y concretada temporalmente
en el inicio de aquellos difíciles y singulares años treinta del siglo XX, es
el objeto de este artículo.
A finales de septiembre de 1931
había 544 familias consideradas pobres en Campo de Criptana, lo que supone un
porcentaje más que respetable del total de una población de hecho que ascendía
– según el padrón municipal de 1 de diciembre de 1930 – a 14.384 habitantes,
incluidas 361 personas transeúntes. El Ayuntamiento dedicaba parte de sus
fondos a socorrer de diversas formas a los más necesitados. Así, pagaba a
cuatro médicos, que en 1930 habían asistido de gratis a 1.020 enfermos; el
gasto suponía al año 8.250 pesetas, que desde 1932 ascendieron a 10.000. Por
otra parte, en 1930 el suministro gratuito de medicamentos alcanzó la suma de
6.294,44 pesetas.
El Hospital en el plano de 1911, señalado con el nº 21 |
Para hacerse una idea del
significado de tales cifras, en el presupuesto municipal aprobado el 27 de
noviembre de 1931 para la anualidad siguiente, de un total de gasto de
376.461,72 pesetas. el capítulo de Beneficencia ascendía a 36.825 pesetas , en
torno al 9,8% del total y algo inferior a la mitad de lo presupuestado para
obras públicas y casi el doble de lo dedicado a instrucción pública.
En el presupuesto municipal en
curso para 1931 los gastos en el capítulo de Beneficencia ascendían a 24.690 pesetas,
de las que el auxilio médico-farmacéutico suponía 19.765; del resto, una parte,
3.625 pesetas, se destinaba a subvencionar al entonces denominado Hospital Asilo
de San Bartolomé. El asiduo lector de este blog recordará que en el artículo titulado
CAMPO DE CRIPTANA EN EL TIEMPO DE EL
QUIJOTE (XI), publicado el 27 de junio de 2013, se mencionaba al Hospital
de San Bartolomé como uno de los existentes en Campo de Criptana ya en el siglo
XVI.
En el informe elevado en
septiembre de 1931 al Gobernador Civil de la provincia de Ciudad Real se
señalaba que el Hospital Asilo, de carácter municipal, estaba situado “en el punto más alto de la población”,
aislado de toda vivienda y de establecimientos industriales, bien orientado, y
defendido de los vientos fuertes “por una
pequeña loma, en cuya falda se halla asentado”. Había sido edificado unos
veinte años atrás, tras el traslado desde su lugar original - indicado más adelante - y estaba siempre muy limpio y con buenas
condiciones higiénicas. Gozaba de las simpatías del vecindario, que lo sostenía
en gran parte con sus limosnas, además de los gastos de que se hacía cargo el
propio Ayuntamiento. Estaba en la calle Fuente, 57, poco después denominada,
durante todo el tiempo de la República, Pablo Iglesias.
En el presupuesto de 1934 se
tasaba su valor en 30.000 pesetas. Su superficie era de 3.200 metros cuadrados.
Se señalaban como linderos por la derecha y la espalda la Sierra, y por la
izquierda la calle Norte. Fue edificado en 1910, al tiempo que el Teatro
Cervantes – levantado donde antes estuvo situado el propio Hospital -, en terreno de uso público, junto a la Fuente
del Caño, y había sido ampliado con un pabellón para enfermos epidémicos y
contagiosos.
Entrada al Hospital, frente a la calle Fuente |
En el Hospital prestaban sus
servicios las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, siete por esas fechas.
Por entonces acogía a 15 ancianos y atendía a personas que habían sufrido
accidentes y que marchaban a sus respectivos domicilios una vez que habían sido
asistidos durante el tiempo que la lesión requería. El número anual de estancias
era de 6.205, cuyo promedio de coste por unidad era de una peseta. El número de
camas o plazas fijas de socorro permanente o temporal era de 22. De mayo de
1931 data un proyecto de construcción de una enfermería para atender a enfermos
por epidemias y de una sala para parturientas, todo lo cual supondría un gasto
de 4.000 pesetas.
El Hospital estaba dotado de unos
bienes propios: un título de Deuda del Estado (relacionado con la
desamortización de sus bienes en la segunda mitad del siglo XIX en aplicación
de la llamada ley Madoz de 1855), cuyos intereses anuales le reportaban 806,80
pesetas, y una casa palomar en la calle Valenzuela (donde hoy se ubica el
Conservatorio de Música), cuyo valor estaba tasado en 7.500 pesetas. Por la
venta de palomas y palomina ingresaba unas 1.000 pesetas; el edificio se
dedicaba en parte también a casa cuna y almacén municipal. Recibía además una
subvención del Ayuntamiento de casi 3.000 pesetas; en cuanto a las limosnas,
las Hermanitas aseguraban que eran de 2.000 pesetas al año de promedio. Por
supuesto, el Ayuntamiento corría con los gastos de mantenimiento del local y de
personal (un barbero y un facultativo, tarea en la que se turnaban los médicos
titulares municipales).
FRANCISCO ESCRIBANO
SÁNCHEZ-ALARCOS
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