Publicado por primera vez en julio de 2012
En Campo de Criptana la
denominación de sus calles denota en ocasiones la falta de imaginación a la
hora de “bautizarlas”. Me refiero en concreto a la cantidad de vías urbanas que
conocemos como “Travesía de …”, que no son pocas, con casos tan llamativos como
la de Don Melitino López, con hasta tres travesías con el mismo nombre citado.
Cierto es que alguna vez se ha corregido lo que yo entiendo como error en la
nomenclatura: así, la Travesía de calle Convento en la actualidad está rotulada
como calle Carmelitas Descalzos.
No es lo antes expuesto lo único
que me hace reflexionar sobre nuestras calles, pues considero muy interesante
el asunto de los motivos para ponerles nombres, que pueden ser muy variados: orientación de la misma,
geográficos o astronómicos, históricos, instituciones o edificios que hay o ha
habido en ellas, personajes, religión, etc., etc. En parte, los nombres tienen
que ver con los gustos políticos de quienes tienen el poder en uno u otro momento, lo que suele acarrear no pocos
problemas, entre otras razones porque, frecuentemente, los gobernantes aquí y
allá han sustituido unos nombres por otros en razón de sus preferencias – lo
que ya de por sí puede ser objeto de discusión - en lugar de dedicarse a ubicar
sus nombres predilectos en calles nuevas que van surgiendo con la expansión
demográfica y urbanística de cada municipio.
Me fijaré hoy en concreto en una
calle bien céntrica, la dedicada al General Pizarro. Hace tiempo su nombre
era – otra vez la palabreja – ¡Travesía!
de las Tiendas, dado que el primer tramo de la actual calle Murcia se
denominaba calle de las Tiendas. En 1890 pasó a llamarse calle Luna, para
acabar más adelante siendo la calle Castelar, nombre eliminado tras la Guerra
Civil (1936-1939) para ponerle ese con el que hoy la conocemos. Mas, ¿quién fue
el General Pizarro?
Manuel Pizarro Cenjor
(Murcia, 1889 - Teruel, 1954) fue un militar español que alcanzó el grado de general de División y ocupó el cargo de
Subdirector de la Guardia Civil y otros puestos de responsabilidad
durante la dictadura franquista. El general
Manuel Pizarro Cenjor fue un estrecho colaborador del general Franco y solía
manifestar que no tenía problemas para llamar al dictador familiarmente “Paco” (ver www.losgenoveses.net).
Tras la Guerra Civil fue designado para dirigir la
represión de la guerrilla antifranquista en las provincias
de Granada, León y Teruel. A esta última fue trasladado el 28 de
julio de 1947 por órdenes de Franco como gobernador civil y jefe del Movimiento en la provincia (puestos de los que
fue titular hasta 1954), y también llegó a ser jefe de la Vª Región de la Guardia Civil.
Una calle de Teruel, la calle General Pizarro, llevó este nombre en su
memoria desde los años cincuenta. Con motivo de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica se cambió en 2009
su nombre por el de calle Portal de Valencia, en realidad una devolución del
nombre pues era el que había tenido desde la época medieval.
Hablando de los nombres de nuestras calles, siempre he manifestado mi
opinión al respecto señalando que soy partidario de que conserven sus nombres
antiguos, nombres que suelen ser esclarecedores acerca de nuestra propia
historia, de lo que podríamos poner muchos ejemplos; así, la actual calle de la
Soledad en otros tiempos fue la calle del Hospital, por el hecho de que donde
ahora está el Teatro Cervantes estuvo situado el Hospital de San Bartolomé, y
también hubo alguna época en que se llamó calle de la Torre, debido a que
exactamente frente a ella se levantaba la torre de la antigua iglesia parroquial,
a diferencia de lo que hoy ocurre.
Igualmente opino que ninguna persona -
por muchos méritos profesionales o de otra índole que acapare - que en
su trayectoria político-social haya participado más o menos directamente en la
configuración o asentamiento de un sistema dictatorial es merecedora de tener
dedicada una calle, ya sea en Campo de Criptana o en cualquier otro núcleo
urbano. Así pues, entiendo que a la calle General Pizarro de nuestro pueblo debería
devolvérsele su nombre original. Ahora bien, teniendo en cuenta lo que he
indicado acerca de las llamadas “travesías”, aquel nombre de Travesía de las
Tiendas no es apropiado, después de todo hay muchas posibilidades entre las que
elegir. Por cierto, ¿qué le parece al lector para dicha calle el nombre de
Azorín, aquel escritor que en 1905, con ocasión de la celebración del Tercer
Centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote contribuyó a
difundir por todo nuestro país a través de la prensa el nombre y las singulares
esencias de Campo de Criptana y de sus gentes?
FRANCISCO
ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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