miércoles, 1 de abril de 2015

CERVANTES Y EL QUIJOTE EN EL CALLEJERO DE CAMPO DE CRIPTANA (XIX)

TERESA CASCAJO


Es la esposa de Sancho Panza. No siempre es llamada igual, sino que se utilizan varios nombres o expresiones para referirse a ella:
·                Teresa Cascajo: “ En tanto que Sancho Panza y su mujer Teresa Cascajo pasaron “  (Capítulo VI, 2ª parte).

·                Teresa Panza: “ verás como te llaman á tí doña Teresa Panza “  (Capítulo V, 2ª parte).

§    “ le suplico no se le olvide de enviar con un propio mi carta y mi lio á mi mujer Teresa Panza “  (Capítulo XLVII, 2ª parte).

§   “ la Duquesa (...) despachó al paje (...) a Teresa Panza su mujer con la carta de su marido“ (Capítulo L, 2ª parte).

§   “  veis aquí donde entró por la sala el paje que llevó las cartas y presentes á Teresa Panza, mujer del gobernador Sancho Panza “ (Capítulo LII, 2ª parte). Y no son sólo estos capítulos en que es llamada así.

·           Juana Panza: “ ¿ Qué es lo que decis, Sancho, de señorías, ínsulas y vasallos ? respondió Juana Panza, que así se llamaba la mujer de Sancho, aunque no eran parientes, sino porque se usa en la Mancha tomar las mujeres el apellido de sus maridos “  (Capítulo LII, 1ª parte).

·           Juana Gutiérrez: “ por lo ménos Juana Gutierrez, mi oislo, vendría á ser reina, y mis hijos infantes “ dice Sancho (Capítulo VII, 1ª parte).

·           Mari Gutiérrez: “  tengo para mí que aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaria bien sobre la cabeza de Mari Gutierrez. Sepa, señor, que no vale dos maravedis para reina “ asegura el escudero (Capítulo VII, 1ª parte).                  

En la segunda parte apócrifa es llamada también Mari Gutiérrez: “... aquí dice que la mujer de Sancho Panza, mi escudero, se llama Mari Gutierrez, y no se llama tal, sino Teresa Panza ... “  (Capítulo LIX, 2ª parte).  

Parece, pues, imponerse el nombre de Teresa Panza. De lo que no hay ninguna duda es de que se llamaba Teresa y Cascajo. En el Capítulo V de la 2ª parte se la llama Teresa varias veces y ella misma dice aclarándolo todo: “ Teresa me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto, sin añadiduras  ni cortapisas,  ni arrequives de dones ni donas: Cascajo se llamó mi padre, y á mí por ser vuestra mujer me llaman Teresa Panza, que á buena razón me habian de llamar Teresa Cascajo “.

Calle Teresa Cascajo
Sobre su forma de ver la vida parece no tener la ambición que a veces muestra Sancho, y mencionando su nombre de Teresa Cascajo argumenta: “ con este nombre me contento, sin que me le pongan un don encima que pese tanto que no le pueda llevar; y no quiero dar que decir á los que me vieren andar vestida á lo condesil ó á lo de gobernadora, que luego dirán: mirad qué entonada va la pazpuerca; ayer no se hartaba de estirar de un copo de estopa, y iba á misa cubierta la cabeza con la falda de la saya en lugar de manto, y ya hoy va con verdugado, con broches y con entono, como si no la conociésemos. Si Dios me guarda mis siete ó mis cinco sentidos, ó  los que tengo, no pienso  dar ocasión de verme en tal aprieto: vos, hermano, idos á ser gobierno ó ínsulo, y entonaos á vuestro gusto: que mi hija ni yo, por el siglo de mi madre, que no nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea: la mujer honrada, la pierna quebrada y en casa, y la doncella honesta el hacer algo es su fiesta: idos con vuestro Don Quijote á vuestras aventuras, y dejadnos á nosotras con nuestras malas venturas, que Dios nos las mejorará, como seamos buenas “ (Capítulo V, 2ª parte).

Otro punto de vista que manifiesta Teresa es acerca del matrimonio. Cuando a Don Quijote y Sancho les cuentan el acontecimiento que va a tener lugar de las bodas de Camacho, un ricachón, con la bella Quiteria, perteneciente a un apreciado linaje, y cómo un tal Basilio, joven sin riquezas, se había enamorado de ésta, Sancho interviene, tras escuchar la opinión de Don Quijote (que Basilio debía casarse con Quiteria) para manifestar lo que su mujer pensaba acerca del casorio: “ Á mi mujer con eso (...), la cual no quiere sino que cada uno case con su igual, ateniéndose al refran que dice: cada oveja con su pareja “  (Capítulo XIX, 2ª parte).

Sobre las cualidades de la mujer casada hablan Don Quijote y Sancho después de la boda de Quiteria con Basilio. Al preguntar Don Quijote a Sancho sobre su mujer, mantienen este diálogo: “ No es muy mala, respondió Sancho, pero no es muy buena; á lo ménos no es tan buena como yo quisiera. Mal haces, Sancho, dijo Don Quijote, en decir mal de tu mujer, que en efecto es madre de tus hijos. No nos debemos nada, respondió Sancho, que tambien dice ella mal de mí cuando se le antoja, especialmente cuando está zelosa, que entónces súfrala el mesmo Satanas “  (Capítulo XXII, 2ª parte).

Sancho Panza y su familia en la aldea
La Duquesa envió a un paje a llevar una carta de Sancho a su mujer y otra de ella. Este episodio sirve para conocer la condición y personalidad de Teresa. El paje, al llegar al pueblo, vio a Sanchica, que lo llevó ante su madre. Ésta estaba “ hilando un copo de estopa, con una saya parda (parecia, según era de corta, que se la habian cortado por vergonzoso lugar), con un corpezuelo asimismo pardo y una camisa de pechos. No era muy vieja, aunque mostraba pasar de los cuarenta; pero fuerte, tiesa, nervuda y avellanada “ . Cuando el paje se arrodilla ante ella y la llama su señora como mujer legítima del gobernador de la Ínsula Barataria, ella responde: “ yo no soy nada palaciega, sino una pobre labradora, hija de un estripaterrones, y mujer de un escudero andante, y nó de gobernador alguno “. Cuando el paje le da la carta de su marido, ella dice: “ Léamela vuesa merced, señor gentil hombre (...), porque aunque yo sé hilar, no sé leer migaja “ , lo cual también era propio de Sanchica. Cuando por la carta sabe que su marido es gobernador, se llena de contento y se dispone a contestar las cartas pero no sabe escribir, por lo que echa mano de un monaguillo: “ El bachiller [Sansón Carrasco] se ofreció de escribir las cartas á Teresa, de la respuesta; pero ella no quiso que el bachiller se metiese en sus cosas, que le tenia por algo burlon, y así dió un bollo y dos huevos á un monacillo que sabia escribir, el cual le escribió dos cartas, una para su marido, y otra para la Duquesa, notadas de su mismo caletre “ (Capítulo L, 2ª parte). Un componente de su personalidad es su acendrado sentimiento religioso; en la carta que remite a su marido cuando éste está gobernando la ínsula se define como “ católica cristiana “  (Capítulo LII, 2ª parte).

A la vuelta de Sancho, a la puerta de la casa de Don Quijote se produce el encuentro con Teresa, que en principio se lleva un buen chasco: “ desgreñada y medio desnuda, trayendo de la mano á Sanchica, su hija, acudió á ver á su marido; y viéndole no tan bien adeliñado como ella se pensaba que habia de estar un gobernador, le dijo: ¿ Cómo venis así, marido mio, que me parece que venis á pié y despeado, y más traeis semejanza de desgobernado que de gobernador ?“. Sin embargo, pronto cambia su estado de ánimo; su espíritu práctico se impone, tal como se vio con anterioridad: “ Calla, Teresa, respondió Sancho, que muchas veces donde hay estacas no hay tocinos; y vámonos á nuestra casa, que allá oirás maravillas. Dineros traigo, que es lo que importa, ganados por mi industria y sin daño de nadie. Traed vos dineros, mi buen marido, dijo Teresa, y sean ganados por aquí ó por allí; que como quiera que los hayais ganado, no habreis hecho usanza nueva en el mundo “  (Capítulo LXXIII, 2ª parte).


          FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS

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