BACHILLER SANSÓN CARRASCO
Es
mencionado por primera vez por Sancho en el Capítulo II de la segunda parte
como “ el hijo
de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller “ . Hablando con su
amo, Sancho le indica: “ yéndole yo á dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la
historia de vuesa merced, con nombre de EL INGENIOSO HIDALGO DON
QUIJOTE DE LA MANCHA: y dice que me mientan á mí en ella con mi mesmo nombre de
Sancho Panza, y á la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos
nosotros á solas, que me hice cruces, de espantado, cómo las pudo saber el
historiador que las escribió “ .
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Encuentro con el bachiller |
La autoría de la obra es el punto de partida de un
entretenido pasaje y origina el encuentro con el bachiller: “ Yo te aseguro, Sancho, dijo Don
Quijote, que debe de ser algun sabio encantador el autor de nuestra historia,
que á los tales no se les encubre nada de lo que quieren escribir. ¡ Y cómo,
dijo Sancho, si era sabio y encantador !
Pues, según dice el bachiller Sansón Carrasco ( que así se llama el que
dicho tengo ), el autor de la historia se llama Cide Hamete Berenjena. Ese
nombre es de moro, respondió Don Quijote. Así será, respondió Sancho, porque
por la mayor parte he oido decir que los moros son amigos de berenjenas. Tú
debes, Sancho, dijo Don Quijote, errarte en el sobrenombre de ese Cide, que en
arábigo quiere decir señor. Bien podria ser, replicó Sancho, mas si vuesa
merced gusta que yo le haga venir aquí al bachiller, iré por él en volandas.
Harásme mucho placer, amigo, dijo Don Quijote; que me tiene suspenso lo que me
has dicho, y no comeré bocado que bien me sepa hasta ser informado de todo.
Pues yo voy por él, respondió Sancho; y dejando á su señor, se fué á buscar al
bachiller, con el cual volvió de allí á poco espacio, y entre los tres pasaron
un graciosísimo coloquio “ (Capítulo II, 2ª parte). En efecto, el
bachiller acude a casa de Don Quijote y le cuenta, en presencia de Sancho, cómo
tiene impresas sus aventuras en un libro del que se han publicado más de doce
mil ejemplares. En otro momento de la obra ( Capítulo XXIX, 2ª parte ) Sancho
cita a Tomé Carrasco, padre de Sansón, como persona para quien él había trabajado por dos ducados
al mes más la comida.
Así
lo describe Cervantes: “ Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo,
aunque muy gran socarron; de color macilenta, pero de muy buen entendimiento:
tendría hasta veinte y cuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca
grande; señales todas de ser de condicion maliciosa, y amigo de donaires y de
burlas “ (Capítulo III, 2ª parte). Y según él mismo
dice a Don Quijote, vestía el hábito de San Pedro, pese a tener recibidas sólo
las cuatro primeras órdenes. El ama de Don Quijote considera al bachiller “ bien hablado y amigo fresco de
su señor “ . Y Cervantes, reiterativo, asegura que era “ socarron famoso “ (Capítulo VII, 2ª
parte).
El
bachiller, cuando habla acerca de si en la obra escrita sobre Don Quijote se
contiene todo lo ocurrido a éste o falta algo, es quien compara las tareas del
poeta y del historiador: “ uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta puede
contar ó cantar las cosas, nó como fueron, sino como debian ser, y el
historiador las ha de escribir, nó como debian ser, sino como fueron, sin
añadir ni quitar á la verdad cosa alguna “ (Capítulo III, 2ª parte) .
En
el transcurso de la conversación Don Quijote manifiesta a Sansón su deseo de ,
pasados tres o cuatro días, hacer otra salida, y le pide consejo sobre por
dónde debería iniciar su marcha. El bachiller le dice que debe ir a tierras
aragonesas: “ era su parecer que fuese al
reino de Aragon, y á la ciudad de Zaragoza, adonde de allí á pocos dias se
habian de hacer unas solemnísimas justas por la fiesta de san Jorge, en las
cuales podria ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que seria
ganarla sobre todos los del mundo. Alabóle ser honradísima y valentísima su
determinación, y advirtióle que anduviese más atentado en acometer los
peligros, á causa que su vida no era suya, sino de todos aquellos que le habian
de menester para que los amparase y socorriese en sus desventuras “ . El bachiller le
promete guardar secreto de su propósito de efectuar una nueva salida y hacer
unos versos dedicados a Dulcinea por encargo del propio Don Quijote, que quería
que “ en el
principio de cada verso habia de poner una letra de su nombre, de manera que al
fin de los versos, juntando las primeras letras, se leyese DULCINEA DEL TOBOSO
“ (Capítulo IV, 2ª parte).
Sansón
Carrasco mostraba su interés en que se produjera la tercera salida de Don
Quijote, influido por el consejo del cura y del barbero, con el objeto de
acabar con las locuras de don Quijote: “ yo encargaria mucho mi conciencia, si no intimase
y persuadiese á este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la
fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque
defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos,
la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y
otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas á la órden de
la caballería andante. Ea, señor don Quijote mio, hermoso y bravo, ántes hoy
que mañana se ponga vuesa merced y su grandeza en camino; y si alguna cosa
faltare para ponerle en ejecucion, aquí estoy yo para suplirla con mi persona y
hacienda; y si fuere necesidad servir á su magnificencia de escudero, lo tendré
á felicísima
ventura “ .
Sancho
había mostrado su deseo de cobrar salario en el futuro, lo que explica lo que
dice el hidalgo, que al fin no quiere que lo acompañe el bachiller: “ ¿ No te dije yo, Sancho, que me
habian de sobrar escuderos ? Mira quien
se ofrece á serlo, sino el inaudito bachiller Sansón Carrasco, perpétuo
trastulo y regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses, sano de su
persona, ágil de sus miembros, callado, sufridor así del calor como del frio,
así de la hambre como de la sed, con todas aquellas partes que se requieren
para ser escudero de un caballero andante; pero no permita el cielo que por
seguir mi gusto desjarrete y quiebre la coluna de las letras y el vaso de las
ciencias, y tronque la palma eminente de las buenas y liberales artes: quédese
el nuevo Sansón en su patria, y honrándola honre juntamente las canas de sus
ancianos padres “ (Capítulo VII, 2ª parte). Sansón, no
obstante, acompañó a Don Quijote y a Sancho a lo largo de media legua en el
comienzo de la tercera salida.
Sansón
Carrasco tiene otras apariciones en la obra, bien que con otros nombres. Uno es
el de el caballero del Bosque. Don Quijote se encuentra con él en el
Capítulo XII de la segunda parte. Era de noche y le hace creer a nuestro
hidalgo que, como él, era un caballero andante, con escudero y enamorado; su
amada era Casildea de Vandalia. También había prometido recompensas a su
escudero.
Cervantes
lo llama también caballero de la Selva y, por su forma de vestir, caballero
de los Espejos. Le cuenta a Don Quijote, lógicamente sin saber que era su
interlocutor, que lo había vencido. Don Quijote está a punto de decirle que
mentía, pero no lo hace en principio y le comenta que tal vez un encantador
había tomado la figura del manchego para dejarse vencer y así restarle fama.
Cuando acaba por revelarle su identidad, deciden enfrentarse con las armas; el
vencido quedaría a disposición del vencedor. Ya de día, se disponen a
enfrentarse. El rival de Don Quijote “ era hombre membrudo, y no muy alto de cuerpo.
Sobre las armas traia una sobrevesta ó casaca de una tela al parecer de oro
finísimo, sembradas por ella muchas lunas pequeñas de resplandecientes espejos,
que le hacian en grandísima manera galan y vistoso: volábanle sobre la celada
grande cantidad de plumas verdes, amarillas y blancas; la lanza que tenia
arrimada á un árbol era grandísima y gruesa, y de un hierro acerado de más de
un palmo “ . Don
Quijote lo derriba y ve que se trataba de Sansón Carrasco. Y a renglón seguido
se descubre quién era el escudero, que, para disimular su rostro había ido
provisto de unas feas y grandes narices postizas; era Tomé Cecial, vecino de
Sancho Panza. El vencido se ve obligado
a reconocer los deseos expresados por Don Quijote: “ Confieso, dijo el caido
caballero, que vale más el zapato descosido y sucio de la señora Dulcinea del
Toboso, que las barbas mal peinadas, aunque limpias, de Casildea; y prometo de
ir y volver de su presencia á la vuestra, y daros entera y particular cuenta de
lo que me pedis “ . Pero Don Quijote insiste: “ Tambien habeis de confesar y
creer (...) que aquel caballero que
vencistes no fué ni pudo ser Don Quijote de la Mancha, sino otro que se le
parecia, como yo confieso y creo, que vos, aunque pareceis el bachiller Sansón
Carrasco, no lo sois, sino otro que le parece, y que en su figura aquí me le
han puesto mis enemigos, para que detenga y temple el ímpetu de mi cólera, y
para que use blandamente de la gloria del vencimiento “ (Capítulo XIV, 2ª
parte). Todo lo confesó el vencido, y hasta Sancho quedó convencido de que lo
dicho por Don Quijote era verdad.
Que
Sansón Carrasco se hubiese hecho pasar por caballero había sido para tratar de
acabar con las locuras de Don Quijote, pero le salió mal: “ cuando el bachiller Sansón
Carrasco aconsejó á Don Quijote que volviese á proseguir sus dejadas
caballerías, fué por haber entrado primero en bureo con el cura y el barbero
sobre qué medio se podria tomar para reducir á Don Quijote á que se estuviese
en su casa quieto y sosegado, sin que le
alborotasen sus mal buscadas aventuras; de cuyo consejo salió por voto comun de
todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir á Don Quijote, pues
el detenerle parecia imposible, y que Sanson le saliese al camino como
caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaria sobre qué, y le
venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el
vencido quedase á merced del vencedor; y así, vencido Don Quijote, le habia de
mandar el bachiller caballero se volviese á su pueblo y casa, y no saliese
della en dos años, ó hasta tanto que por él le fuese mandado otra cosa; lo cual
era claro que Don Quijote vencido cumpliria indubitablemente, por no
contravenir y faltar á las leyes de la
caballería, y podria ser que en el tiempo de su reclusión se le olvidasen sus
vanidades, ó se diese lugar de buscar á su locura algun conveniente remedio “ . El caso es que
fracasó en su propósito y buscó la revancha; el bachiller y el supuesto
escudero “ llegaron á un pueblo, donde fué ventura
hallar un algebrista, con quien se curó el Sansón desgraciado. Tomé Cecial se
volvió y le dejó, y él quedó imaginando su venganza “ ( Capítulo XV, 2ª
parte ).
Otro
nombre con el que aparece el bachiller es con el de caballero de la Blanca
Luna. Había salido Don Quijote a pasear por la playa de Barcelona “ armado de todas sus armas,
porque, como muchas veces decia, ellas eran sus arreos, y su descanso el
pelear, y no se hallaba sin ellas un punto “ . Es entonces cuando se
encuentra con este caballero, “ armado asimismo de punta en
blanco, que en el escudo traia pintada una luna resplandeciente, el cual,
llegándose á trecho que podia ser oido, en altas voces, encaminando sus razones
á Don Quijote, dijo: Insigne caballero, y jamas como se debe alabado, Don
Quijote de la Mancha, yo soy el caballero de la Blanca Luna, cuyas inauditas hazañas quizá te
le habrán traido á la memoria: vengo á contender contigo, y á probar la fuerza
de tus brazos, en razon de hacerte conocer y confesar que mi dama, sea quien
fuere, es sin comparación más hermosa que tu Dulcinea del Toboso; la cual
verdad, si tú la confiesas de llano en llano, excusarás tu muerte y el trabajo
que yo he de tomar en dártela: y si tú peleares y yo te venciere, no quiero
otra satisfación sino que , dejando las armas y absteniéndote de buscar
aventuras, te recojas y retires á tu lugar por tiempo de un año, donde has de
vivir sin echar mano a la espada, en paz tranquila y en provechoso sosiego,
porque así conviene al aumento de tu hacienda y á la salvación de tu alma: y si
tú me vencieres, quedará á tu discreción mi cabeza, y serán tuyos los despojos
de mis armas y caballo, y pasará a la tuya la fama de mis hazañas “ .
Don
Quijote acepta la pelea - no sin decirle antes al de la Blanca Luna que está en
un error acerca de la belleza de Dulcinea – y es derrotado: “ Don Quijote, molido y aturdido,
sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada
y enferma, dijo: Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el
más desdichado caballero de la tierra; y no es bien que mi flaqueza defraude
esta verdad: aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has
quitado la honra. Eso no haré yo por cierto, dijo el de la Blanca Luna: viva,
viva en su entereza la fama de la hermosura de la señora Dulcinea del Toboso,
que sólo me contento con que el gran Don Quijote se retire á su lugar un año, ó
hasta el tiempo que por mí le fuere mandado, como concertamos ántes de entrar
en esta batalla “ (Capítulo LXIV, 2ª parte).
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Don Quijote derrotado |
Posteriormente
el bachiller revela su identidad a Don Antonio Moreno, el rico caballero en
cuya casa estaba hospedado Don Quijote en Barcelona y que había seguido a
Sansón hasta un mesón de aquella ciudad: “ Sabed, señor, que á mí me llaman el bachiller
Sanson Carrasco. Soy del mesmo lugar que Don Quijote de la Mancha, cuya locura
y sandez mueve á que le tengamos lástima todos cuantos le conocemos,, y entre
los que más se la han tenido he sido yo; y creyendo que está su salud en su
reposo, y en que se esté en su tierra y en su casa, dí traza para hacerle estar
en ella, y así habrá tres meses que le salí al camino como caballero andante,
llamándome el caballero de los Espejos, con intención de pelear con él y
vencerle, sin hacerle daño, poniendo por condicion de nuestra pelea que el
vencido quedase á discreción del vencedor: y lo que yo pensaba pedirle, porque
ya le juzgaba por vencido, era que se volviese á su lugar, y que no saliese dél
en todo un año, en el cual tiempo podria ser curado; pero la suerte lo ordenó
de otra manera, porque él me venció á mí, y me derribó del caballo, y así no
tuvo efecto mi pensamiento: él prosiguió su camino, y yo me volví vencido,
corrido y molido de la caida, que fué además peligrosa; pero nó por esto se me
quitó el deseo de volver á buscarle y á vencerle, como hoy se ha visto. Y como
él es tan puntual en guardar las órdenes de la andante caballería, sin duda
alguna guardará la que le he dado, en cumplimiento de su palabra “ . Sanson le pide a
Don Antonio que no lo descubra, para que asi pueda volver en su juicio Don
Quijote. Después el bachiller salió de Barcelona y regresó a su aldea: “ hecho liar sus armas sobre un
macho, luego al mismo punto, sobre el caballo con que entró en la batalla, se
salió de la ciudad aquel mismo dia, y se volvió á su patria “ (Capítulo LXV, 2ª
parte).
Más
adelante, en el Capítulo LXX, se dan más detalles de las circunstancias que
concurrieron en el hecho de que el bachiller se hubiera hecho pasar de nuevo
por caballero andante: “ informándose del paje [de los duques], que llevó la carta y presente á
Teresa Panza, mujer de Sancho, adónde Don Quijote quedaba, buscó nuevas armas y
caballo, y puso en el escudo la blanca luna, llevándolo todo sobre un macho, á
quien guiaba un labrador, y nó Tomé Cecial, su antiguo escudero, porque no
fuese conocido de Sancho ni de Don Quijote. Llegó, pues, al castillo del Duque,
que le informó el camino y derrota que Don Quijote llevaba, con intento de
hallarse en las justas de Zaragoza. Díjole asimismo las burlas que le habia
hecho, con la traza del desencanto de Dulcinea, que habia de ser á costa de las
posaderas de Sancho. En fin, dio cuenta de la burla que Sancho habia hecho á su
amo, dándole á entender que Dulcinea estaba encantada y transformada en
labradora, y como la Duquesa, su mujer, habia dado á entender á Sancho que él
era el que se engañaba, porque verdaderamente estaba encantada Dulcinea; de que
no poco se rió y admiró el bachiller, considerando la agudeza y simplicidad de
Sancho, como del extremo de la locura de Don Quijote. Pidióle el Duque que si
le hallase y le venciese ó nó, se volviese por allí á darle cuenta del suceso.
Hízolo así el bachiller: partióse en su busca, no le halló en Zaragoza, pasó
adelante, y sucedióle lo que queda referido. Volvióse por el castillo del
Duque, y contóselo todo, con las condiciones de la batalla, y que ya Don
Quijote volvia á cumplir, como buen caballero andante, la palabra de retirarse
un año en su aldea; en el cual tiempo podia ser, dijo el bachiller, que sanase
de su locura; que esta era la intención que le habia movido á hacer aquellas
transformaciones, por ser cosa de lástima que un hidalgo tan bien entendido
como Don Quijote fuese loco. Con esto se despidió del Duque, y se volvió á su
lugar, esperando en él á Don Quijote, que tras él venia “ .
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Calle Bachiller Sansón Carrasco |
Cuando
Don Quijote vuelve de manera definitiva a su aldea, él y Sancho encontraron al
bachiller junto al cura rezando en un “pradecillo”. Tras contarles, ya en su
casa, todo lo que le había sucedido en ese tiempo, les expone su deseo de
llevar una vida pastoril; en la calenturienta mente de Don Quijote el bachiller
habría de ser entonces el pastor Carrascón. Como el cura, quedó pasmado ante la
locura del hidalgo y, como él, dijo acceder a ello para tratar de evitar una
nueva salida y conseguir la curación de Don Quijote: “ y más, dijo Sansón Carrasco,
que como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta, y á cada paso
compondré versos pastoriles ó cortesanos, ó como más me viniere á cuento, para
que nos entretengamos por esos andurriales donde habemos de andar: y lo que más
es menester, señores mios, , es que cada uno escoja el nombre de la pastora que
piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde
no la retule y grabe su nombre, como es uso y costumbre de los enamorados
pastores “ . Y sobre pastoras añadió el bachiller: “ cuando faltaren, darémosles los
nombres de las estampadas é impresas, de quien está lleno el mundo, Fílidas,
Amarilis, Dianas, Fléridas, Galateas y Belisardas; que pues las venden en las
plazas, bien las podemos comprar nosotros, y tenerlas por nuestras. Si mi dama,
ó por mejor decir mi pastora, por ventura se llamare Ana, la celebraré debajo
del nombre de Anarda, y si Francisca la llamaré yo Francenia, y si Lucía
Lucinda, que todo se sale allá; y Sancho Panza, si es que ha de entrar en esta cofradía, podrá
celebrar á su mujer Teresa
Panza con nombre de Teresaina “ (Capítulo LXXIII, 2ª
parte). Luego se despidió de Don Quijote y le aconsejó que tuviese cuidado de
su salud.
Buen
amigo de Don Quijote, el bachiller lo visitaba con frecuencia cuando estuvo
enfermo antes de morir. Como todos los amigos del hidalgo, trataba de alegrarle
y le decía “
que se animase y levantase para comenzar su pastoral ejercicio, para el cual
tenia ya compuesta una écloga, que mal año para cuantas Sanazaro habia
compuesto; y que ya tenia comprados de su propio dinero dos famosos perros para
guardar el ganado, el uno llamado Barcino, y el otro Butrón, que se los habia
vendido un ganadero del Quintanar “ .
Él y los demás llamaron al médico, y cuando Don Quijote murió estaba presente
en la casa de éste. Antes de producirse el óbito, tras decir Don Quijiote que
ya no quiere saber nada de aventuras de caballería, vuelve a intervenir el
bachiller con el deseo de que se recupere: “ ¿ Ahora, señor Don Quijote, que tenemos nueva que
está desencantada la señora Dulcinea, sale vuesa merced con eso ? y ¿
agora que estamos tan á pique de ser pastores, para pasar cantando la vida como
unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño ? Calle, por su vida, vuelva en sí, y déjese de
cuentos “ .
El
bachiller es el que fue en busca del escribano para que don Quijote hiciera
testamento, lo llevó a la casa y volvió acompañado de Sancho Panza, al que
había informado del estado del enfermo. Cuando en el testamento Don Quijote
llega a las mandas y Sancho Panza le recomienda que no se deje morir por la
melancolía, que el que es vencido un día puede otro ser vencedor, el bachiller
apostilla: “
Así es (...),
y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos “ . Posteriormente Sansón Carrasco fue nombrado
por Don Quijote albacea suyo, igual que el cura, y compuso este epitafio para
la sepultura de Don Quijote:
“ Yace aquí el hidalgo fuerte,
Que á tanto extremo llegó
De valiente, que se advierte
Que la muerte no triunfó
De su vida con su muerte.
Tuvo á todo el mundo en poco;
Fué el espantajo y el coco
Del mundo en tal coyuntura,
Que acreditó su ventura,
Morir cuerdo y vivir loco “
( Capítulo LXXIV, 2ª parte ).
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS