ROCINANTE
La
descripción del hidalgo protagonista hecha por Cervantes al principio de la
obra incluye que éste tenía un “ rocin flaco “. Poco después lo
describe: “
tenia más cuartos que un real, y más tachas que el caballo de Gonela, que tantium pellis et ossa fuit, le pareció [a Don Quijote] que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el del Cid con él se
igualaban “ . Y le puso nombre, aunque
un poco trabajo sí le costó dar con él: “ Cuatro dias se le pasaron en imaginar qué nombre
le pondría; porque (según se decia él á sí mesmo) no era razon que caballo de
caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y
ansí, procuraba acomodársele de manera, que declarase quién habia sido ántes
que fuese de caballero andante, y lo que era entonces: pues estaba muy puesto
en razon que mudando su señor estado, mudase él tambien el nombre, y le cobrase
famoso y de estruendo, como convenia á la nueva órden y al nuevo ejercicio que
ya profesaba: y así, despues de muchos nombres que formó, borró y quitó,
añadió, deshizo y tornó á hacer en su memoria é imaginación, al fin le vino á
llamar ROCINANTE, nombre á su parecer alto, sonoro y significativo de lo que
habia sido cuando fué rocin, ántes de lo que ahora era, que era ántes y primero
de todos los rocines del mundo “ . Don Quijote lo
bautizó así “
tan a su gusto “ (Capítulo I, 1ª parte).
Rocinante," rocín flaco" |
Con
Rocinante salió Don Quijote de su aldea antes de amanecer un caluroso día del
mes de julio. Don Quijote lo invoca como “ compañero eterno mio en todos mis caminos y
carreras “ y sobre él tenía un gran concepto, como cuando
dice al ventero que lo cuide en extremo “ porque era la mejor pieza que comia pan en el
mundo “. La opinión del ventero
era diferente: “
Miróle el ventero, y no le pareció tan bueno como Don Quijote decia, ni áun la
mitad” (Capítulo II, 1ª parte).
Sobre
las “cualidades” de Rocinante, el propio Don Quijote hace alguna aportación.
Estando él y Sancho por las asperezas de Sierra Morena vieron a un hombre - que
resultó ser Cardenio, el enamorado de Luscinda - que iba saltando de risco en
risco y al que no pudo alcanzar por culpa de su caballo: “ aunque lo procuró, no pudo
seguille, porque no era dado á la debilidad de Rocinante andar por aquellas
asperezas, y más siendo él de suyo pisacorto y flemático “ (Capítulo XXIII, 1ª
parte).
Sobre
las deficiencias de Rocinante habla también el episodio del robo del rucio de
Sancho, cuyo autor fue Ginés de Pasamonte, uno de los condenados a galeras que
había liberado Don Quijote. Aprovechando la oscuridad de la noche, cuando
estaban en Sierra Morena, mientras dormían ambos, “ Gines, que no era ni agradecido
ni bien intencionado, acordó de hurtar el asno á Sancho Panza, no curándose de
Rocinante, por ser prenda tan mala para empeñada como para vendida “ (Capítulo XXV, 1ª
parte).
Cervantes
lo caracteriza fidelísimo a su amo, siempre junto a él aun en los peores
momentos, como cuando tras acometer a ovejas y carneros tomándolos por dos
ejércitos dispuestos a enfrentarse, queda don Quijote en muy mal estado, lleno
de golpes todo su cuerpo: “ Levantóse en esto Don Quijote, y puesta la mano izquierda en la boca,
porque no se le acabasen de salir los dientes, asió con la otra las riendas de
Rocinante, que nunca se habia movido de junto á su amo (tal era de leal y bien
acondicionado) “ (Capítulo XVIII, 1ª
parte). Sancho Panza también tenía muy en estima a Rocinante, del que llega a
decir que era caballo “ el más honesto y bien mirado del mundo “ (Capítulo XVI, 2ª
parte).
El enfrentamiento con los yangüeses (G. Doré) |
Sin
embargo, al fin y al cabo era un ser vivo con su instinto sexual, de lo que es
buena muestra el episodio del encuentro con los yangüeses, con cuyas yeguas
quiso copular Rocinante y salió “trasquilado”: “ Ordenó, pues, la suerte y el diablo, que
no todas veces duerme, que andaban por aquel valle paciendo una manada de hacas
galicianas de unos arrieros yangüeses, de los cuales es costumbre sestear con
su recua en lugares y sitios de yerba y agua, y aquel donde acertó á hallarse
Don Quijote era muy á propósito de los yangüeses. Sucedió, pues, que á
Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras hacas, y saliendo,
así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia á su
dueño, tomó un trotico algo picadillo, y se fué á comunicar su necesidad con
ellas; mas ellas, que á lo que pareció debian de tener más gana de pacer que de
ál, recibiéronle con las herraduras y con los dientes, de tal manera, que á
poco espacio se le rompieron las cinchas, y quedó sin silla en pelota; pero lo
que él debió más de sentir fue, que viendo los arrieros la fuerza que á sus
yeguas se les hacia, acudieron con estacas, y tantos palos le dieron, que le
derribaron mal parado en el suelo “.
Don Quijote quiso vengar a Rocinante y arremetió contra los yangüeses. Sancho
no quería pero acabó imitando a su amo y ambos salieron, como Rocinante,
malparados: “
los yangüeses (...), con la mayor presteza que
pudieron cargaron su recua y siguieron su camino, dejando á los dos aventureros
de mala traza y de peor talante “ .
Molidos tras la pelea |
Mientras
reflexiona sobre lo ocurrido y trata de reponerse de la paliza recibida, Sancho
comenta: “
Mire vuestra merced si se puede levantar, y ayudaremos á Rocinante, aunque no
lo merece, porque él fué la causa principal de todo este molimiento: jamas tal
creí de Rocinante, que le tenia por persona casta y tan pacífica como yo. En
fin, bien dicen que es menester mucho tiempo para venir á conocer las personas,
y que no hay cosa segura en esta vida “.
Se refiere Don Quijote al estado de Rocinante: “ á lo que me parece no le ha cabido al
pobre la menor parte desta desgracia “;
Rocinante no puede cumplir con su papel: “ Panza amigo (...), levántate lo mejor que
pudieres, y ponme de la manera que más te agradare encima de tu jumento “. Y así se hizo: “ En resolución, Sancho acomodó á Don Quijote sobre
el asno, y puso de reata á Rocinante, y llevando al asno del cabestro, se
encaminó poco más ó ménos hácia donde le pareció que podia estar el camino real
“ (Capítulo XV, 1ª parte)
Calle Rocinante |
Antes
del primer capítulo de la obra, Rocinante también tiene sus poemas:
“ DIÁLOGO ENTRE BABIECA Y ROCINANTE
SONETO
B. ¿ Cómo estais, Rocinante, tan
delgado ?
R. Porque nunca se come, y se
trabaja.
B. ¿ Pues qué es de la cebada y
de la paja ?
R. No me deja mi amo ni un
bocado.
B. Andá, señor, que estais muy
mal criado,
Pues vuestra lengua de asno al
amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna á la
mortaja.
¿ Quereislo ver ? Miraldo enamorado.
B. ¿ Es necedad amar ? – R. No es
gran prudencia.
B. Metafísico estais.. – R. Es
que no como.
B. Quejaos del escudero. – R. No
es bastante.
¿ Cómo me he de quejar en mi
dolencia,
Si el amo y escudero, ó
mayordomo,
Son tan rocines como Rocinante ?
“
“ DEL FAMOSO POETA ENTREVERADO Á ROCINANTE
Soy Rocinante el famo-,
Biznieto del gran Babie-;
Por pecados de flaque-
Fuí á poder de un Don Quijo-,
Parejas corrí á lo flo-
Mas por uña de caba-
No se me escapó ceba-:
Que esto saqué á Lazari-,
Cuando para hurtar el vi-
Al ciego, le dí la pa-. “
Asimismo,
Rocinante es alabado por uno de los académicos argamasilleros:
“ DEL
CAPRICHOSO, DISCRETÍSIMO ACADÉMICO DE LA ARGAMASILLA,
EN LOOR DE ROCINANTE, CABALLO DE
DON QUIJOTE DE LA MANCHA.
SONETO
En el soberbio trono diamantino,
Que con sangrientas plantas
huella Marte,
Frenético el Manchego su
estandarte
Tremola con esfuerzo peregrino:
Cuelga las armas y el acero fino,
Con que destroza, asuela, raja y
parte:
¡Nuevas proezas! Pero inventa el
arte
Un nuevo estilo al nuevo
Paladino.
Y si de su Amadis se precia
Gaula,
Por cuyos bravos descendientes
Grecia
Triunfó mil veces y su fama
ensancha,
Hoy á Quijote le corona el aula
Do Belona preside, y dél se
precia
Más que Grecia ni Gaula, la alta
Mancha.
Nunca sus glorias el olvido
mancha,
Pues hasta Rocinante, en ser
gallardo,
Excede á Brilladoro y á Bayardo.
“
(Capítulo LII, 1ª parte)
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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