miércoles, 22 de abril de 2015

CERVANTES Y EL QUIJOTE EN EL CALLEJERO DE CAMPO DE CRIPTANA (XXVIII)

BACHILLER SANSÓN CARRASCO


Es mencionado por primera vez por Sancho en el Capítulo II de la segunda parte como “ el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller “ . Hablando con su amo, Sancho le indica:    “ yéndole yo á dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la historia de vuesa merced, con nombre de EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA: y dice que me mientan á mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y á la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros á solas, que me hice cruces, de espantado, cómo las pudo saber el historiador que las escribió “ .

Encuentro con el bachiller
 La autoría de la obra es el punto de partida de un entretenido pasaje y origina el encuentro con el bachiller: “ Yo te aseguro, Sancho, dijo Don Quijote, que debe de ser algun sabio encantador el autor de nuestra historia, que á los tales no se les encubre nada de lo que quieren escribir. ¡ Y cómo, dijo Sancho, si era sabio y encantador !  Pues, según dice el bachiller Sansón Carrasco ( que así se llama el que dicho tengo ), el autor de la historia se llama Cide Hamete Berenjena. Ese nombre es de moro, respondió Don Quijote. Así será, respondió Sancho, porque por la mayor parte he oido decir que los moros son amigos de berenjenas. Tú debes, Sancho, dijo Don Quijote, errarte en el sobrenombre de ese Cide, que en arábigo quiere decir señor. Bien podria ser, replicó Sancho, mas si vuesa merced gusta que yo le haga venir aquí al bachiller, iré por él en volandas. Harásme mucho placer, amigo, dijo Don Quijote; que me tiene suspenso lo que me has dicho, y no comeré bocado que bien me sepa hasta ser informado de todo. Pues yo voy por él, respondió Sancho; y dejando á su señor, se fué á buscar al bachiller, con el cual volvió de allí á poco espacio, y entre los tres pasaron un graciosísimo coloquio “  (Capítulo II, 2ª parte). En efecto, el bachiller acude a casa de Don Quijote y le cuenta, en presencia de Sancho, cómo tiene impresas sus aventuras en un libro del que se han publicado más de doce mil ejemplares. En otro momento de la obra ( Capítulo XXIX, 2ª parte ) Sancho cita a Tomé Carrasco, padre de Sansón, como persona  para quien él había trabajado por dos ducados al mes más la comida.

Así lo describe Cervantes: “ Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarron; de color macilenta, pero de muy buen entendimiento: tendría hasta veinte y cuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande; señales todas de ser de condicion maliciosa, y amigo de donaires y de burlas “  (Capítulo III, 2ª parte). Y según él mismo dice a Don Quijote, vestía el hábito de San Pedro, pese a tener recibidas sólo las cuatro primeras órdenes. El ama de Don Quijote considera al bachiller “ bien hablado y amigo fresco de su señor “  . Y Cervantes, reiterativo, asegura que era “ socarron famoso “     (Capítulo VII, 2ª parte). 

El bachiller, cuando habla acerca de si en la obra escrita sobre Don Quijote se contiene todo lo ocurrido a éste o falta algo, es quien compara las tareas del poeta y del historiador: “ uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta puede contar ó cantar las cosas, nó como fueron, sino como debian ser, y el historiador las ha de escribir, nó como debian ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar á la verdad cosa alguna “  (Capítulo III, 2ª parte) .

En el transcurso de la conversación Don Quijote manifiesta a Sansón su deseo de , pasados tres o cuatro días, hacer otra salida, y le pide consejo sobre por dónde debería iniciar su marcha. El bachiller le dice que debe ir a tierras aragonesas:   “ era su parecer que fuese al reino de Aragon, y á la ciudad de Zaragoza, adonde de allí á pocos dias se habian de hacer unas solemnísimas justas por la fiesta de san Jorge, en las cuales podria ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que seria ganarla sobre todos los del mundo. Alabóle ser honradísima y valentísima su determinación, y advirtióle que anduviese más atentado en acometer los peligros, á causa que su vida no era suya, sino de todos aquellos que le habian de menester para que los amparase y socorriese en sus desventuras “  . El bachiller le promete guardar secreto de su propósito de efectuar una nueva salida y hacer unos versos dedicados a Dulcinea por encargo del propio Don Quijote, que quería que “ en el principio de cada verso habia de poner una letra de su nombre, de manera que al fin de los versos, juntando las primeras letras, se leyese DULCINEA DEL TOBOSO “  (Capítulo IV, 2ª parte).   

Sansón Carrasco mostraba su interés en que se produjera la tercera salida de Don Quijote, influido por el consejo del cura y del barbero, con el objeto de acabar con las locuras de don Quijote: “ yo encargaria mucho mi conciencia, si no intimase y persuadiese á este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas á la órden de la caballería andante. Ea, señor don Quijote mio, hermoso y bravo, ántes hoy que mañana se ponga vuesa merced y su grandeza en camino; y si alguna cosa faltare para ponerle en ejecucion, aquí estoy yo para suplirla con mi persona y hacienda; y si fuere necesidad servir á su magnificencia de escudero, lo tendré á felicísima 
ventura “  .

Sancho había mostrado su deseo de cobrar salario en el futuro, lo que explica lo que dice el hidalgo, que al fin no quiere que lo acompañe el bachiller: “ ¿ No te dije yo, Sancho, que me habian de sobrar escuderos ?  Mira quien se ofrece á serlo, sino el inaudito bachiller Sansón Carrasco, perpétuo trastulo y regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses, sano de su persona, ágil de sus miembros, callado, sufridor así del calor como del frio, así de la hambre como de la sed, con todas aquellas partes que se requieren para ser escudero de un caballero andante; pero no permita el cielo que por seguir mi gusto desjarrete y quiebre la coluna de las letras y el vaso de las ciencias, y tronque la palma eminente de las buenas y liberales artes: quédese el nuevo Sansón en su patria, y honrándola honre juntamente las canas de sus ancianos padres “     (Capítulo VII, 2ª parte). Sansón, no obstante, acompañó a Don Quijote y a Sancho a lo largo de media legua en el comienzo de la tercera salida.


Sansón Carrasco tiene otras apariciones en la obra, bien que con otros nombres. Uno es el de el caballero del Bosque. Don Quijote se encuentra con él en el Capítulo XII de la segunda parte. Era de noche y le hace creer a nuestro hidalgo que, como él, era un caballero andante, con escudero y enamorado; su amada era Casildea de Vandalia. También había prometido recompensas a su escudero.

Cervantes lo llama también caballero de la Selva y, por su forma de vestir, caballero de los Espejos. Le cuenta a Don Quijote, lógicamente sin saber que era su interlocutor, que lo había vencido. Don Quijote está a punto de decirle que mentía, pero no lo hace en principio y le comenta que tal vez un encantador había tomado la figura del manchego para dejarse vencer y así restarle fama. Cuando acaba por revelarle su identidad, deciden enfrentarse con las armas; el vencido quedaría a disposición del vencedor. Ya de día, se disponen a enfrentarse. El rival de Don Quijote “ era hombre membrudo, y no muy alto de cuerpo. Sobre las armas traia una sobrevesta ó casaca de una tela al parecer de oro finísimo, sembradas por ella muchas lunas pequeñas de resplandecientes espejos, que le hacian en grandísima manera galan y vistoso: volábanle sobre la celada grande cantidad de plumas verdes, amarillas y blancas; la lanza que tenia arrimada á un árbol era grandísima y gruesa, y de un hierro acerado de más de un     palmo “  .  Don Quijote lo derriba y ve que se trataba de Sansón Carrasco. Y a renglón seguido se descubre quién era el escudero, que, para disimular su rostro había ido provisto de unas feas y grandes narices postizas; era Tomé Cecial, vecino de Sancho Panza.   El vencido se ve obligado a reconocer los deseos expresados por Don Quijote:        “ Confieso, dijo el caido caballero, que vale más el zapato descosido y sucio de la señora Dulcinea del Toboso, que las barbas mal peinadas, aunque limpias, de Casildea; y prometo de ir y volver de su presencia á la vuestra, y daros entera y particular cuenta de lo que me pedis “  . Pero Don Quijote insiste: “ Tambien habeis de confesar y creer (...) que aquel caballero que vencistes no fué ni pudo ser Don Quijote de la Mancha, sino otro que se le parecia, como yo confieso y creo, que vos, aunque pareceis el bachiller Sansón Carrasco, no lo sois, sino otro que le parece, y que en su figura aquí me le han puesto mis enemigos, para que detenga y temple el ímpetu de mi cólera, y para que use blandamente de la gloria del vencimiento “  (Capítulo XIV, 2ª parte). Todo lo confesó el vencido, y hasta Sancho quedó convencido de que lo dicho por Don Quijote era verdad.

Que Sansón Carrasco se hubiese hecho pasar por caballero había sido para tratar de acabar con las locuras de Don Quijote, pero le salió mal: “ cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó á Don Quijote que volviese á proseguir sus dejadas caballerías, fué por haber entrado primero en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podria tomar para reducir á Don Quijote á que se estuviese en su casa quieto y sosegado,  sin que le alborotasen sus mal buscadas aventuras; de cuyo consejo salió por voto comun de todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir á Don Quijote, pues el detenerle parecia imposible, y que Sanson le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaria sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el vencido quedase á merced del vencedor; y así, vencido Don Quijote, le habia de mandar el bachiller caballero se volviese á su pueblo y casa, y no saliese della en dos años, ó hasta tanto que por él le fuese mandado otra cosa; lo cual era claro que Don Quijote vencido cumpliria indubitablemente, por no contravenir  y faltar á las leyes de la caballería, y podria ser que en el tiempo de su reclusión se le olvidasen sus vanidades, ó se diese lugar de buscar á su locura algun conveniente remedio “  . El caso es que fracasó en su propósito y buscó la revancha; el bachiller y el supuesto escudero “  llegaron á un pueblo, donde fué ventura hallar un algebrista, con quien se curó el Sansón desgraciado. Tomé Cecial se volvió y le dejó, y él quedó imaginando su venganza “  ( Capítulo XV, 2ª parte ).

Otro nombre con el que aparece el bachiller es con el de caballero de la Blanca Luna. Había salido Don Quijote a pasear por la playa de Barcelona “ armado de todas sus armas, porque, como muchas veces decia, ellas eran sus arreos, y su descanso el pelear, y no se hallaba sin ellas un punto “  . Es entonces cuando se encuentra con este caballero, “ armado asimismo de punta en blanco, que en el escudo traia pintada una luna resplandeciente, el cual, llegándose á trecho que podia ser oido, en altas voces, encaminando sus razones á Don Quijote, dijo: Insigne caballero, y jamas como se debe alabado, Don Quijote de la Mancha, yo soy  el caballero de la Blanca Luna, cuyas inauditas hazañas quizá te le habrán traido á la memoria: vengo á contender contigo, y á probar la fuerza de tus brazos, en razon de hacerte conocer y confesar que mi dama, sea quien fuere, es sin comparación más hermosa que tu Dulcinea del Toboso; la cual verdad, si tú la confiesas de llano en llano, excusarás tu muerte y el trabajo que yo he de tomar en dártela: y si tú peleares y yo te venciere, no quiero otra satisfación sino que , dejando las armas y absteniéndote de buscar aventuras, te recojas y retires á tu lugar por tiempo de un año, donde has de vivir sin echar mano a la espada, en paz tranquila y en provechoso sosiego, porque así conviene al aumento de tu hacienda y á la salvación de tu alma: y si tú me vencieres, quedará á tu discreción mi cabeza, y serán tuyos los despojos de mis armas y caballo, y pasará a la tuya la fama de mis hazañas “  .

Don Quijote acepta la pelea - no sin decirle antes al de la Blanca Luna que está en un error acerca de la belleza de Dulcinea – y es derrotado: “ Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo: Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra; y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad: aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra. Eso no haré yo por cierto, dijo el de la Blanca Luna: viva, viva en su entereza la fama de la hermosura de la señora Dulcinea del Toboso, que sólo me contento con que el gran Don Quijote se retire á su lugar un año, ó hasta el tiempo que por mí le fuere mandado, como concertamos ántes de entrar en esta batalla “  (Capítulo LXIV, 2ª parte).

Don Quijote derrotado
Posteriormente el bachiller revela su identidad a Don Antonio Moreno, el rico caballero en cuya casa estaba hospedado Don Quijote en Barcelona y que había seguido a Sansón hasta un mesón de aquella ciudad: “ Sabed, señor, que á mí me llaman el bachiller Sanson Carrasco. Soy del mesmo lugar que Don Quijote de la Mancha, cuya locura y sandez mueve á que le tengamos lástima todos cuantos le conocemos,, y entre los que más se la han tenido he sido yo; y creyendo que está su salud en su reposo, y en que se esté en su tierra y en su casa, dí traza para hacerle estar en ella, y así habrá tres meses que le salí al camino como caballero andante, llamándome el caballero de los Espejos, con intención de pelear con él y vencerle, sin hacerle daño, poniendo por condicion de nuestra pelea que el vencido quedase á discreción del vencedor: y lo que yo pensaba pedirle, porque ya le juzgaba por vencido, era que se volviese á su lugar, y que no saliese dél en todo un año, en el cual tiempo podria ser curado; pero la suerte lo ordenó de otra manera, porque él me venció á mí, y me derribó del caballo, y así no tuvo efecto mi pensamiento: él prosiguió su camino, y yo me volví vencido, corrido y molido de la caida, que fué además peligrosa; pero nó por esto se me quitó el deseo de volver á buscarle y á vencerle, como hoy se ha visto. Y como él es tan puntual en guardar las órdenes de la andante caballería, sin duda alguna guardará la que le he dado, en cumplimiento de su palabra “ . Sanson le pide a Don Antonio que no lo descubra, para que asi pueda volver en su juicio Don Quijote. Después el bachiller salió de Barcelona y regresó a su aldea: “ hecho liar sus armas sobre un macho, luego al mismo punto, sobre el caballo con que entró en la batalla, se salió de la ciudad aquel mismo dia, y se volvió á su patria “  (Capítulo LXV, 2ª parte).

Más adelante, en el Capítulo LXX, se dan más detalles de las circunstancias que concurrieron en el hecho de que el bachiller se hubiera hecho pasar de nuevo por caballero andante: “ informándose del paje  [de los duques], que llevó la carta y presente á Teresa Panza, mujer de Sancho, adónde Don Quijote quedaba, buscó nuevas armas y caballo, y puso en el escudo la blanca luna, llevándolo todo sobre un macho, á quien guiaba un labrador, y nó Tomé Cecial, su antiguo escudero, porque no fuese conocido de Sancho ni de Don Quijote. Llegó, pues, al castillo del Duque, que le informó el camino y derrota que Don Quijote llevaba, con intento de hallarse en las justas de Zaragoza. Díjole asimismo las burlas que le habia hecho, con la traza del desencanto de Dulcinea, que habia de ser á costa de las posaderas de Sancho. En fin, dio cuenta de la burla que Sancho habia hecho á su amo, dándole á entender que Dulcinea estaba encantada y transformada en labradora, y como la Duquesa, su mujer, habia dado á entender á Sancho que él era el que se engañaba, porque verdaderamente estaba encantada Dulcinea; de que no poco se rió y admiró el bachiller, considerando la agudeza y simplicidad de Sancho, como del extremo de la locura de Don Quijote. Pidióle el Duque que si le hallase y le venciese ó nó, se volviese por allí á darle cuenta del suceso. Hízolo así el bachiller: partióse en su busca, no le halló en Zaragoza, pasó adelante, y sucedióle lo que queda referido. Volvióse por el castillo del Duque, y contóselo todo, con las condiciones de la batalla, y que ya Don Quijote volvia á cumplir, como buen caballero andante, la palabra de retirarse un año en su aldea; en el cual tiempo podia ser, dijo el bachiller, que sanase de su locura; que esta era la intención que le habia movido á hacer aquellas transformaciones, por ser cosa de lástima que un hidalgo tan bien entendido como Don Quijote fuese loco. Con esto se despidió del Duque, y se volvió á su lugar, esperando en él á Don Quijote, que tras él venia “  .

Calle Bachiller Sansón Carrasco
Cuando Don Quijote vuelve de manera definitiva a su aldea, él y Sancho encontraron al bachiller junto al cura rezando en un “pradecillo”. Tras contarles, ya en su casa, todo lo que le había sucedido en ese tiempo, les expone su deseo de llevar una vida pastoril; en la calenturienta mente de Don Quijote el bachiller habría de ser entonces el pastor Carrascón. Como el cura, quedó pasmado ante la locura del hidalgo y, como él, dijo acceder a ello para tratar de evitar una nueva salida y conseguir la curación de Don Quijote: “ y más, dijo Sansón Carrasco, que como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta, y á cada paso compondré versos pastoriles ó cortesanos, ó como más me viniere á cuento, para que nos entretengamos por esos andurriales donde habemos de andar: y lo que más es menester, señores mios, , es que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la retule y grabe su nombre, como es uso y costumbre de los enamorados pastores “  . Y sobre pastoras añadió el bachiller: “ cuando faltaren, darémosles los nombres de las estampadas é impresas, de quien está lleno el mundo, Fílidas, Amarilis, Dianas, Fléridas, Galateas y Belisardas; que pues las venden en las plazas, bien las podemos comprar nosotros, y tenerlas por nuestras. Si mi dama, ó por mejor decir mi pastora, por ventura se llamare Ana, la celebraré debajo del nombre de Anarda, y si Francisca la llamaré yo Francenia, y si Lucía Lucinda, que todo se sale allá; y Sancho Panza, si es que ha de entrar  en esta cofradía,  podrá  celebrar á  su  mujer Teresa  Panza  con  nombre de Teresaina “  (Capítulo LXXIII, 2ª parte). Luego se despidió de Don Quijote y le aconsejó que tuviese cuidado de su salud.

Buen amigo de Don Quijote, el bachiller lo visitaba con frecuencia cuando estuvo enfermo antes de morir. Como todos los amigos del hidalgo, trataba de alegrarle y le decía “ que se animase y levantase para comenzar su pastoral ejercicio, para el cual tenia ya compuesta una écloga, que mal año para cuantas Sanazaro habia compuesto; y que ya tenia comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado, el uno llamado Barcino, y el otro Butrón, que se los habia vendido un ganadero del Quintanar “ . Él y los demás llamaron al médico, y cuando Don Quijote murió estaba presente en la casa de éste. Antes de producirse el óbito, tras decir Don Quijiote que ya no quiere saber nada de aventuras de caballería, vuelve a intervenir el bachiller con el deseo de que se recupere: “ ¿ Ahora, señor Don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuesa merced con eso ?  y  ¿ agora que estamos tan á pique de ser pastores, para pasar cantando la vida como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño ?  Calle, por su vida, vuelva en sí, y déjese de cuentos “ .

El bachiller es el que fue en busca del escribano para que don Quijote hiciera testamento, lo llevó a la casa y volvió acompañado de Sancho Panza, al que había informado del estado del enfermo. Cuando en el testamento Don Quijote llega a las mandas y Sancho Panza le recomienda que no se deje morir por la melancolía, que el que es vencido un día puede otro ser vencedor, el bachiller apostilla: “ Así es  (...), y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos   casos “  . Posteriormente Sansón Carrasco fue nombrado por Don Quijote albacea suyo, igual que el cura, y compuso este epitafio para la sepultura de Don Quijote:


“ Yace aquí el hidalgo fuerte,
Que á tanto extremo llegó
De valiente, que se advierte
Que la muerte no triunfó
De su vida con su muerte.
Tuvo á todo el mundo en poco;
Fué el espantajo y el coco
Del mundo en tal coyuntura,
Que acreditó su ventura,
Morir cuerdo y vivir loco “


( Capítulo LXXIV, 2ª parte ).


FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS





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