MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
La
vida de Cervantes transcurre en parte de los siglos XVI y XVII, entre el
Renacimiento y el Barroco, de cuyas culturas su obra es síntesis. Venido al
mundo en 1547, el lugar de su nacimiento todavía sigue suscitando polémica,
pues si para unos nació en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), para la mayoría
eso sucedió en Alcalá de Henares (Madrid). Fue el cuarto hijo de los siete que
tuvo el matrimonio formado por el cirujano sangrador Rodrigo de Cervantes y
Leonor de Cortinas.
La
familia se estableció en 1566 en Madrid, en cuyo Estudio de la Villa Miguel
recibió clases de gramática que impartía el párroco Juan López de Hoyos. Una
primera parte de su vida tuvo matices heroicos. Como consecuencia de haberse
visto envuelto en un duelo tuvo que salir de la Corte; en efecto, a los 22 años
marchó a Italia acompañando al cardenal Acquaviva y se alistó en el ejército
español. En 1571 intervino en la batalla de Lepanto, en la que recibió heridas
en el pecho y en la mano izquierda. Después de tomar parte en expediciones
militares posteriores fue apresado, cuando regresaba a España, por piratas
berberiscos, circunstancia que tuvo como consecuencia su cautiverio en Argel
por espacio de cinco años; cuando fue rescatado por los Padres Trinitarios su
edad era de 33.
Al
regresar a Madrid su famiia estaba en la ruina. Pretendió conseguir un oficio
en América, empresa en la que fracasó. Antes se había casado con Catalina de
Salazar y Palacios, natural de Esquivias (Toledo), el 12 de diciembre de 1584.
Más adelante, con motivo de haber sido nombrado comisario para el
aprovisionamiento de la llamada Armada Invencible recorrió diversos puntos de
Andalucía; esa actividad y otros trabajos para la hacienda pública lo
condujeron por dos veces a la cárcel, en Castro del Río (Córdoba) en 1592, y en
Sevilla en 1597.
Cuando
alcanzó los 57 años de edad se encontraba en Valladolid, donde arrastraba una
vida nada brillante en compañía de su esposa, sus hermanas Andrea y Magdalena,
Constanza – hija natural de Andrea –
y de su hija Isabel, producto de amores con Ana Franca de Rojas. Había superado
las adversas circunstancias anteriores, pero aún tendría algún problema con la
justicia, si bien no se le pudo probar nada en relación con un asesinato de un
caballero ocurrido frente a su casa. Era la época de la publicación de la
primera parte de El Quijote (El
ingenioso hidalgo Don Quixote de La Mancha), impresa en 1604 por Juan de la
Cuesta y empezada a vender a principios de 1605 en casa del librero del rey Felipe
III, Francisco de Robles – si bien, ya poco antes de la Nochebuena de 1604 se
habían distribuido algunos ejemplares en Valladolid -. Después escribió
bastante y publicó un buen número de obras, entre ellas la segunda parte de su
famosa novela, antes de su muerte, acaecida el 23 de abril de 1616 en Madrid,
escenario de los últimos años de su vida, que estuvieron rodeados de penurias.
Al día siguiente de su fallecimiento fue inhumado en el convento de las
Trinitarias Descalzas, en un entierro para pobres costeado por los cofrades de
la Venerable Orden Tercera de San Francisco, a la que pertenecía.
En
el prólogo de las Novelas Ejemplares (1613) nos muestra su retrato: “ Este que veis aquí, de rostro
aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de
nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata que no ha veinte
años que fueron de oro; los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni
menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis y esos mal acondicionados y peor
puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo
entre dos extremos, ni grande ni pequeño; la color viva, antes blanca que
morena, algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el
rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y
del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal
Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas, y, quizá, sin el nombre
de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado
muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las
adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un
arcabuzazo, herida que aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla
cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni
esperan ver los venideros ...“ .
Monumento a Cervantes en la Plaza Mayor de Campo de Criptana |
Cervantes
escribió poesía, menester en el que se mostró inferior a su calidad como
prosista. Buena parte de sus versos aparecen intercalados en sus obras en
prosa, pero también los compuso de forma independiente; su poema más largo es
el “Viaje del
Parnaso“, publicado dos años antes
de su muerte.
En
el terreno teatral parte de su obra son las comedias en verso, como El cerco de Numancia , Los baños de
Argel , El rufián dichoso
, Pedro de Urdemalas , etc. De más interés son los entremeses, breves
cuadros populares, casi todos escritos en prosa; entre ellos deben citarse El retablo de las maravillas , La guarda cuidadosa , El viejo
celoso, El juez de los divorcios y
La elección de los alcaldes de Daganzo.
Calle Cervantes |
El
género de la novela es el que más renombre ha dado a Cervantes. Con la novela
pastoril La Galatea (1585) comenzó precisamente su carrera
literaria. Más mérito demostró en las doce Novelas Ejemplares
aparecidas en 1613; merecen ser destacadas La Gitanilla , La ilustre fregona , El casamiento engañoso , El celoso extremeño , Rinconete y Cortadillo, El coloquio de los perros y
El licenciado Vidriera . Además, ya muerto el autor, le fue publicada una especie de novela bizantina de aventuras,
Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
Calle Cervantes |
Sin
duda su obra cumbre es El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, publicada en dos partes, en 1605 y 1615 respectivamente.
Es su segunda obra, dada a la luz pública veinte años después de La Galatea.
Por la primera parte percibió 1.500 reales; la tirada de la primera edición fue
de 1.600 ejemplares, agotados a las pocas semanas, cada uno de los cuales valía
290,5 maravedís (34 maravedís eran 1 real). Ya en el momento de la publicación
de su primera parte alcanzó gran éxito en España – se hicieron seis ediciones
en 1605 -, en sus colonias americanas y en países extranjeros, popularidad que
le facilitó poder publicar otras obras anteriores aún inéditas, tales como las
citadas Novelas Ejemplares; fue un libro divertido para sus
contemporáneos, entre los que provocó la risa casi de forma unánime. Con El
Quijote – la obra más leída, traducida y comentada de la literatura universal -
Cervantes se convirtió en el mayor prosista en lengua castellana, no en vano “ la gran novela es fruto de
lenta meditación de la vida y del arte “ según Ramón Menéndez Pidal, para quien
Cervantes es uno de “ los dos más grandes
escritores “ en nuestra lengua
(el otro es Lope de Vega).
El
Quijote, “
sátira de los libros de caballerías en forma de parodia “ en palabras de Martín
de Riquer es una obra de madurez de Cervantes, que contaba con 57 años cuando
se publica la primera parte; de ahí la citada alusión de Menéndez Pidal a ese “ fruto de lenta meditación “ . El propio Cervantes, contestando al autor del apócrifo
Quijote – que lo había tratado despectivamente de viejo – dice en el prólogo a
la segunda parte de su novela sobre la edad y el momento o época de escribir: “ no se escribe con las canas,
sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los años “ .
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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