Publicado por primera vez en junio de 2013
Ermita de Santa Ana |
La nómina de ermitas erigidas en Campo de
Criptana, además de la de Veracruz, de la que ya se trató anteriormente, era
relativamente extensa, y algunas de
ellas se remontaban a tiempos bien remotos. Los contemporáneos
de Cervantes conservaban en su retina los trabajos de construcción de la ermita de Santa Ana, que estaba
levantándose extramuros de la villa en 1575.
Interior de la ermita de Santa Ana |
La ermita de San Cristóbal es situada
por las Relaciones de Felipe II (1575) en
un cerro redondo, éste por entonces con una puerta, con anterioridad dotado de
una muralla, situado en una orilla del pueblo. En la misma se veneraba también,
como sabemos ya, a San Gregorio
Nacianceno. Ese cerro no es otro que el de la Paz. La ermita es la que
ahora conocemos como de la Virgen de la Paz; el cambio de advocación es
posterior a la época de El Quijote.
La antigua ermita de San Cristóbal |
La ermita, si no la primera, sí de las primeras iglesias
del medieval pueblo de El Campo, tenía, como ahora, planta rectangular, y tenía
dos puertas, a mediodía y a poniente, esta última eliminada hace muy pocos
años. En 1525 estaba recién reedificada gracias a las
limosnas de los devotos y tenía un retablo
inacabado. De la pobre condición de la ermita da idea el hecho de que
todavía en el último tercio del siglo XVI los visitadores de la Orden de
Santiago ordenaran allanar con yeso el piso para así eliminar – decían - los
barrancos. De cualquier forma era referencia importante para los criptanenses
del Siglo de Oro por venerarse allí esos santos protectores, el uno contra los
efectos de la peste y el otro de las viñas.
Ermita de la Concepción |
Sobre la ermita de la
Concepción son escasísimos los datos. Situada al este
del pueblo, en principio a cierta distancia, en un paraje donde abundaban las
eras de pantrillar, su existencia es segura en 1575 y desde principios del
siglo XVII fue referente en las traídas de la Virgen de Criptana hasta la
villa. Muy sencilla también, hoy abandonada para el culto, su aspecto, muy
posiblemente distinto al original, es fruto de reparaciones hechas a lo largo
del tiempo. En la segunda mitad del siglo XIX, junto a ella, se instaló el
cementerio, que así la tuvo como capilla.
Portada, destruida hace pocas décadas, de la ermita de las Angustias |
La ermita de las Angustias (conocida
ahora más como de la Madre de Dios) debió
de edificarse en el siglo XVII o, como
mucho, en el último cuarto del siglo XVI. La escasez de datos sobre ella nos obliga
a ir a una época ya relativamente avanzada: en 1697 se dio por finalizado el concurso para realizar obras de
reforma o ampliación, concretamente la realización de su cubierta abovedada. Por
ello, merece más la pena referirse a la cofradía
que en ella tuvo su sede, la llamada en época cervantina de Nuestra Señora de
las Angustias, que hacia 1605, cuando se publica la primera parte de El Quijote ya tenía una larga andadura.
Interior de la ermita de las Angustias a principios del siglo XX |
FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS
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