[En 1814 concluía definitivamente aquella guerra pues, a pesar de que oficialmente su fin vino marcado por el Tratado de Valençay - de fines de 1813 - todavía hubo en el noreste de España presencia militar francesa durante los primeros meses de 1814]
Publicado por primera vez en febrero de 2013
Escudo de la familia Baíllo |
Con esta entrega inicio una breve serie sobre aquella guerra, de
“independencia” llamada por los españoles pero conocida de forma distinta según
la nacionalidad de quien se refería a ella, y que hace ahora doscientos años
estaba en pleno desarrollo. En julio de 1808, con buena parte del territorio
español ocupado por tropas francesas, estaba candente y vivo aún el motín
iniciado en Campo de Criptana el 29 de junio de ese año, día en que fueron
asesinados Mariana Baíllo, hermana del conde de Cabezuelas, y su hijo, el
coronel Gregorio de Silva, con el pretexto de ser ambos afrancesados. Ese
suceso trajo cola, según expresión habitual, y judicialmente no quedó
definitivamente resuelto hasta pocos años antes de morir Fernando VII, que pasó
a mejor vida en 1833.
Fernando VII, rey legítimo de España, "el Deseado" por los patriotas españoles |
Dicha guerra no dio lugar a batallas en esta comarca, pero sí se
registró en su transcurso un gran trasiego de combatientes de uno y otro bando,
de fuerzas guerrilleras y regulares, por estar bien situado Campo de Criptana
cerca de dos rutas de primer orden: la que de Madrid llevaba a Andalucía, y la
que desde la capital del Estado conducía a Cuenca y a Valencia; era esta
comarca, pues, importante para la conexión entre una y otra.
José I Bonaparte, rey de España impuesto por su hermano Napoleón |
El pueblo cumplía como podía – y a veces, como quería – su papel de
suministrador de los ejércitos, tanto en lo material como en el elemento
humano, aspecto este al que me referiré con algo más de detalle. En un informe del Ayuntamiento sobre los que
servían en el ejército o en la guerrilla, fechado el 8 de mayo de 1811, se
constataba que en ese año nadie del pueblo estaba en el bando de José I
Bonaparte, así como que hasta fines de 1808 habían salido del pueblo para
cumplir su servicio de armas 107 hombres, de los cuales estaban:
- 86 en el ejército (el español), de los que uno era coronel – D. Francisco Treviño – y 10 oficiales.
- 17 en las partidas de guerrilleros.
- De uno – Francisco Sánchez Alarcos – se desconocía el destino.
Todos ésos que salieron hasta fines de aquel año debieron hacerlo de
acuerdo con la orden de alistamiento que la Junta Provincial de Ciudad Real
hizo llegar a los pueblos y que afectó a varones que contaban entre 16 y 40
años. Parece que en medio de la confusión de las primeras semanas de la guerra
– desde el 9 de junio había habido “conmociones populares” – y por la
ofensiva francesa el alistamiento no se hizo de inmediato, pues todavía un
decreto municipal de 20 de agosto de dicho 1808 ordenaba efectuarlo; el día 24
ya estaba concluido. Fueron declarados útiles para el servicio 135; aparte de
los límites de edad señalados, eran criterios para ser considerados de
“utilidad” los casados sin hijos, los solteros y los viudos. Por otra parte, el
futuro soldado debía rebasar la altura de 5 pies, es decir, unos 140
centímetros, lo que indica, dada la exigencia, que la altura media del español
de entonces era todavía bastante baja.
El 27 de diciembre se recibieron órdenes sobre cómo habrían de
alistarse los mozos: armados, y presentarse a pie o a caballo en Herencia el 1
de enero de 1809 para desde allí pasar a Manzanares y posteriormente a Santa
Cruz de Mudela, localidad en la que 27 fueron declarados inútiles, por lo que
quedaron entregados 100 (las cifras no cuadran con exactitud, como se ve).
Por otra parte, se sabe que el 5 de diciembre de 1808 salió hacia
Madrid un número no determinado de soldados, que en principio deberían ser
voluntarios, para auxiliar a la capital de España, Iban mandados por el
teniente coronel D. Luis Treviño. ¿Cuántos de todos ellos, así como de los que
fueron alistados en otros momentos de la guerra, no volvieron? Difícil
esclarecerlo, pero algún dato se conoce; por ejemplo, D. Francisco Treviño cayó
prisionero en Somosierra, y hubo dos oficiales procedentes de nuestro pueblo
que fueron apresados en Zaragoza y en Belchite. Desgraciadamente no serían las
únicas bajas de aquella tristemente célebre guerra.
FRANCISCO ESCRIBANO
SÁNCHEZ-ALARCOS
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